domingo, 30 de septiembre de 2018


La loca de la casa

He terminado de leer la novela titulada “La loca de la casa” de la escritora Rosa Montero. La novela narra sus historias personales, sus dudas existenciales, y sus consejos para escribir. Narra también los consejos de otros escritores, cuenta sobre la vida de otros escritores y sus miedos; y fantasmas al escribir. Cuenta que una noche su amiga Pilar le llamó por teléfono y la invitó a una cena con su novio de ella y un actor famoso al cual llama M. El actor era guapo y rubio, solo hablaba en inglés, y Rosa Montero solo hablaba español, un poquito de inglés. Durante la cena conversaron y bailaron pero no se entendían mucho. Lo que la escritora narra es que ambos se deseaban. Luego Pilar y su novio se despidieron, se fueron Rosa y M. al hotel donde se alojaba él. Llegaron pero tuvieron que subir en ascensor y parte por escaleras, hasta que llegaron al cuarto. En su cuarto tuvieron relaciones sexuales y luego ella trató de hacerlo levantar, pero él estaba desmayado. Se vistió y salió a hablar con el conserje del hotel, era conserje suplente, no conocía a los que se alojaban. Salió del hotel y vio que era de día. Su carro estaba rodeado de policías porque estaba estacionado en zona prohibida. Era época del Franquismo en España. Su padre de Rosa lo habían llamado porque constaba esa dirección antigua de ella, como dueños del auto. Rosa se acercó y trató de explicar que la noche anterior fue a dormir a casa de una amiga, y que por la prisa estacionó en lugar prohibido sin darse cuenta. Le pidieron documentos, pero ella los había olvidado en el apartamento. Hasta allí narra ella. Cuenta años después le mandaron a entrevistar a este mismo actor, él no la reconoció, ella le hizo la entrevista, porque Rosa trabaja como periodista. Al final de la entrevista, él le preguntó si se conocían, y ella le contó. El bajó la cabeza y se fue. Luego en la novela ella sigue narrando historias de varios escritores conocidos, comentarios de ellos, como de Vargas Llosa, que dijo: “La voluntad de crear nace de la insatisfacción frente a la vida”. Le llama los demonios del novelista. “El proceso de creación narrativa es la transformación del demonio en tema”. Narra sobre varios escritores, sobre Arthur Rimbaud, ese poeta deslumbrante que redactó toda su obra antes de cumplir los 20 años. Vestía y mal y se enamoró de otro escritor de la calle. Escribió algunas obras más pero no tan brillantes. También narra de Emilio Salgari. Escribió docenas de novelas llenas de trepidantes aventuras exóticas, de mares bravíos y singladuras épicas, pero fue un pobre hombre que quiso ser marino y no pudo, porque le suspendieron en la academia; que sólo se subió un par de veces a un barco en toda su vida, y que apenas si se movió de Francia. Tuvo una existencia tristísima: estaba comido por las deudas, su mujer enloqueció y él era un depresivo. Terminó suiciándose tratando de imitar a los orientales: se abrió el vientre en canal con un mísero estilete y luego se rajó la garganta. Narra sobre la esposa de Robert Louis Stevenson. Su mujer lo cuidó bien y se curó de sus enfermedades. Logró escribir “La isla del tesoro”, “El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde”.  Narra también sobre Tolstoi y su esposa. Sonia Tolstoi lo cuidaba como una esclava. Cuando murió administró sus bienes de manera extraordinaria. Dice el libro de Conrad “El corazón de las tinieblas” es muy bueno. Luego narra la historia de su aventura con M. de nuevo. Y luego que pasaron los años, lo volvió a encontrar en un jurado de escritores y actores. Se sentaron juntos y conversaron mucho de narrativa y cine. Hicieron amistad. Ella ya dominaba el inglés. Se fueron a un hotel y tuvieron sexo. El le dice: Así que eras tú. Rosa no está segura si le reconoce, porque en un diario habían publicado una foto de su hermana de Rosa con M. , hacía años, y habían dicho que era su novia española. M. le dice: Eres tú, Rosa. Sí la había reconocido. Y Rosa se siente contenta. También menciona a la escritora Ana María Matute, que encontrarán su novela “Pequeño Teatro” en otra parte de mi blog. Dice Matute imagina sus novelas poco antes de dormir. Crea aventuras mentalmente. Al final de su novela, Rosa hace una defensa de la novela en general y su importancia. Narra una historia auténtica de una señora que vivía en una casa que tenía un tercer piso. Al frente había un convento. Una vez le dijo a la monja portera que cuando quisieran podían pedirle cualquier favor a ella. Después de 30 años, una monja bajita tocó su puerta y le dijo que ella era la monja portera, que deseaba subir a su tercer piso. La señora le permitió subir y la monjita miró su convento. Se quedó un rato mirando. Luego le dijo: Es muy bonito, ¿verdad?. La señora le dio la razón. Rosa Montero dice debemos mirar la vida y las novelas de la misma manera que la monjita. Dice: Escribir novelas implica atreverse a completar ese monumental trayecto que te saca de ti mismo y te permite verte en el convento, en el mundo, en el todo. Y después de hacer ese esfuerzo supremo de entendimiento, después de rozar por un instante la visión que completa y que fulmina, regresamos renqueantes a nuestra celda, al encierro de nuestra estrecha individualidad, e intentamos resignarnos a morir. La novela está llena de historias de varios escritores. Hemingway mentía todo el tiempo sobre sí mismo. Decía que había luchado en el frente y era mentira. Era conductor de ambulancias de la Cruz Roja en la guerra. Y fue herido tempranamente, atendido en hospitales y salvó la vida. Si quieren consejos para escribir novelas, lean esta novela. También menciona comentarios de Julio Ramon Ribeyro.


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