sábado, 15 de septiembre de 2018


A la sombra de las muchachas en flor

He terminado de leer esta novela “A la sombra de las muchachas en flor”, del escritor Marcel Proust. Es la segunda novela del grupo de novelas En busca del  tiempo perdido, que son un conjunto de siete novelas que publicó el autor Proust, seguidas una tras otras. A esta novela le llaman también En busca del tiempo perdido 2. La novela empieza. Cuando los padres del protagonista invitaron a cenar al Sr. De Norpois, su madre dijo que sentía mucho que el doctor Cottard estuviera de viaje y que lamentaba también haber abandonado todo trato con Swann porque habría sido tan grato para el ex embajador conocer a esas dos personas. Su padre repuso que Cottard era un invitado eminente pero Swann no pasaba de ser un farolón vulgar. Los padres del protagonista le autorizaron para ir a la función de la Berma. Su padre y su abuela le acompañaron. Su padre le dijo a su madre para ese día había invitado a de Norpois. Francisca, la cocinera, se puso contenta de cocinar Vaca a la gelatina. Y viví en la efervescencia de la creación. Fue al mercado central a comprar la carne. Lo mismo que le pasaba a Miguel Angel en las montañas de Carrara que estuvo ocho meses escogiendo los más bellos bloques de mármol con destino al monumento de Julio II. Y tal ardor desplegaba Francisca en estas idas y venidas, que la madre del protagonista, al verla con el rostro encendido, temía que se pusiera mala de trabajar, como le pasó al autor del sepulcro de los Médicis en las canteras de Pietraganta. Más tarde, su padre le presentó al señor de Norpois. Era un señor de ojos azules. Le hizo preguntas sobre su vida, sus estudios y sus aficiones. Le contó que el hijo de un amigo suyo se había vuelto escritor de éxito. Le dio una tarjeta suya y le dijo: “Vaya usted a verle de mi parte, y podrá darle algún consejo útil”. Cuando se marchó el señor de Norpois, su padre se puso a leer el periódico de la noche. Y el personaje se acordó de la Berma. Luego sus padres hablaron de su vocación del personaje. Su padre dijo que le gustaba más la literatura y no podían obligarle a seguir diplomacia. Su mamá del personaje felicitó por la comida a la cocinera Francisca y le preguntó: “¿Cómo se explica usted que a nadie le salga la gelatina mejor que a usted cuando quiere?” Yo no sé por qué me transcurre eso, contestó Francisca. Luego, el 1 de enero hicieron las visitas a la familia. El personaje fue a los Campos Elíseos para entregar a una vendedora y que ella le entregara a la criada de los Swann, que iba a sus puestos varias veces al a semana por pan de miel, una carta que se decidió a mandar a Gilberta el día de Año Nuevo; decía en ella que su amistad vieja se borraba con el año que acababa de terminar, que él daba por olvidadas sus quejas y sus decepciones y que desde el primero de año iban a levantar una amistad nueva tan sólida que nada podría destruirla y tan maravillosa que él esperaba Gilbera pusiese cierta coquetería en que no perdiera nunca su  belleza, y que le avisara a tiempo, como él prometía hacerlo también por su parte, si veía surgir el menor peligro de que se estropeara. Pasados unos días, Gilberta fue de nuevo a los Campos Elíseos y le contó al personaje: Pues, ¿sabe usted?, ellos no lo pueden tragar. Se refería a sus padres. Entonces el personaje le escribió una larga carta al señor Swann donde le contaba todo el afecto que por él sentía y se la dio a Gilberta. Al día siguiente, Gilberta le contó que su padre leyó la carta y dijo: “Todo esto no quiere decir nada; lo que demuestra es que tengo mucha razón”. El personaje se sintió mal. Otro día, el personaje se sentó a su lado en los Campos Elíseos en una silla. Ella le tenía una carta. No se la dejaba quitar y se acariciaron. Ella le dio la carta. Días después, el personaje siente fiebre pero no quería perderse ir a jugar justicias y ladrones con Gilberta. Se va y juegan pero al regresar tiene mucha fiebre.  El médico le recomienda tomar licor, cerveza, champagne o coñac cuando sintiese  un ahogo. Parecía que tenía una intoxicación y pensaba que lavándole bien el hígado y los riñones se descongestionarían dejaron de ir a los Campos Elíseos. Un día recibió una carta de Gilberta. Ella le contaba que sabía él estaba muy enfermo . Le contó ella tampoco estaba yendo a los Campos Elíseos por las muchas enfermedades. Pero sus amigas van a merendar a su casa los lunes y los viernes. De parte de su mamá lo invitan a que les visite cuando se mejore. Y firma Gilberta. Se puso a leer y besar la carta cada cinco minutos. El personaje empezó a visitar a Gilberta en su casa. Ella recibía a sus amigos y algunos amigos. Tomaban el té con torta. Mandaban preparar unas tortas grandes y los adornos de azúcar le hacía probar. Otras ocasiones en que el personaje pasaba cerca de la casa de los Swann, lo invitaban los padres a entrar. El señor Swann le mostraba su biblioteca. Después lo empezaron a invitar a las salidas de Gilberta con su mamá. Un día el personaje le pregunta a la señora Swann ¿Quién es el mejor amigo de Gilberta? Ella le contesta: Usted. Se acostumbran a salirde paseo el personaje con Gilberta y sus padres a varios lugares. Un día los Swann invitan al escritor Bergotte a su casa y el personaje charla con él. Gilberta le murmura al oído: Estoy loca de alegría porque ha conquistado usted a mi gran amigo Bergotte. Ha dicho a mamá que le parece usted muy inteligente”.  El personaje cuando regresa a su casa, cuenta a sus padres el escritor Bergotte le ha dicho que es muy inteligente. Que no debe tratarse sus enfermedades con el doctor Cottard porque éste es un imbécil. Debe buscarse un médico para personas inteligentes. Tiempo después, Gilberta le dice al personaje que él no es un hombre bueno. Y se aleja de él. Fue un día de lluvia. A la señora de Swann le gustaba colocar flores, sobretodo violetas de Parma en un florero cerca de su sitio favorito en su casa. La encantaban las flores, también mucho los crisantemos enormes y de variados colores. La señora de Swann lo seguía invitando al personaje a su casa a tomar el té, aunque no estuviera Gilberta. En dichas reuniones asistían amigos de la señora de Swann; la señora de Cottard, la señora de Bontemps. La Sra. De Cottard dijo que su marido tenía una pasión. “¿Cuál señora?, interrogaba la de Bontemps. “La lectura”, contestaba esta. Es una pasión muy tranquilizadora en un marido, exclamaba la Sra. De Bontemps. Un día la señora de Swann lo invita al personaje para que visite a Gilberta al día siguiente. El persona va una hora más temprano y le pareció ver a Gilberta o alguien parecida verla caminando con un muchacho. Pero no está seguro. Se fue. Pasó muchos días llorando. Luego se empezó a comunicar por cartas con Gilberta y dejó de visitar a su mamá. Pensaba en matar su amor.
Pasaron dos años y el personaje olvidó su amor por Gilberta. Su familia decide viajar a Malbec en tren. El personaje le recomiendan visita la iglesia de Malbec también. Viaja el personaje con su abuela y la cocinera Francisca. Se aloja con su abuela en un hotel de Malbec. Conoce al Sr. De Stermaria y su bonita hija. También le presentan una amiga de su abuela, la señora de Villeparisis, a la princesa de Luxemburgo. Con la compañía de ellas, salen de paseo muchas tardes. La Sra. De Valleparisis le presenta a un personaje sobrino suyo, El Sr. De Saint-Loup. Hace amistad con el personaje. El Sr. Saint-Loup estudiar a Nietzsche y a Proudhan. Es pocos años mayor que él, es militar. Otro día la señora de Villeparisis le presenta al Baron de Charlus, que era tío de Saint-Loup. Una noche le visitó el baron de Charlus al personaje  le prestó un libro de Bergotte porque el personaje le había contado era lector del escritor Bergotte. Era un libro que el baron de Charlus pensaba no tenía el personaje. Se lo prestó porque el personaje le había contado tenía problemas para dormir. Luego, en varias ocasiones, el personaje se junta con su amigo Bloch. Roberto Saint-Loup le cuenta al personaje que él tiene una amante que es actriz. Una noche el personaje y Saint-Loup encuentran un señor que llega tarde a un restaurante. Preguntan al mozo y les dice es el pintor famoso Elstir. Ya antes, el personaje recuerda el señor Swann  le había este pintor era su amigo. Saint-Loup y el personaje entablan conversación con el pintor Elstir. Este pintor invita al personaje le visite en su estudio donde pinta. El personaje quería salir más para mirar a las chicas bonitas de la calle. Muchas de ellas habían sido amantes de Saint-Loup. Este cruzaba miradas inteligentes y sonrisas con muchas de ellas. Un día lo visita al pintor y conversan de obras pictóricas de un dibujo de una iglesia. El personaje mira los cuadros y encuentra una chica que él la había cruzado a ella en bicicleta. El pintor le dice se llama Albertina Simonet. Un día debe partir el joven Saint-Loup a otro lugar y la abuela del personaje le obsequia unas cartas de Proudhon, un gran filósofo. Saint-Loup le expresa su gratitud profunda. Parte en  tren al día siguiente con su regimiento. El personaje convence al pintor Elstir que organice una reunión donde le presente a Albertina Simonet. Se la presenta y ella le habla usando el adverbio rematadamente en vez de muy. Antes de que se la presentaran el personaje se comió un pastel de café. La conoció pero no era igual como se la imaginaba. El personaje se desencantó de Albertina pero se da cuenta tiene amigas bonitas. Piensa le puede presentar a alguna de ellas. El personaje le presenta a su amigo Bloch. Después que Bloch se va, Albertina le dice Bloch es guapo pero no le cae porque parece muy culto y ella no tiene tanta cultura. Saludaron al personaje y Albertina en la calle unas muchachas de Ambresac. Los señores de Ambresac, gente riquísima, tenían un hotelito en Balbec, vivían con suma sencillez. Las hijas eran muy guapas. Una de ellas tenía como novio al marqués de Saint-Loup. Unos días después le presentan al personaje a Andrea, chica muy inteligente amiga de Albertina. Otra amiga de Albertina se acerca y se presenta sola. Se llama Giselia, es rubia, de ojos azules y muy bonita. A los pocos días viaja fuera de Malbec. Unos días después el personaje logra conocer a todas sus amigas de Albertina. Andrea le parece la más cariñosa. Andrea era muy rica y Albertina era huérfana. Giselia envió carta a Albertina para leer a todas sus amigas. El personaje y sus amigas salían de paseo a los alrededores de Balbec. Llevaban sándwiches y pasteles. Un día Albertina dijo: ¿Quién tiene un lápiz? Andrea dio el lápiz, Rosamunda el papel. Albertina escribió algo y se lo dio al personaje. El lo desdobló y leyó: Le quiero a usted mucho. Luego Albertina contó Giselia le había escrito de nuevo y le contaba el ejercicio de composición literaria que había resuelto en el examen. Decía: “Sófocles escribe desde los Infiernos a Racine para consolarle del fracaso de Athalie”. Desarrolló Giselia esta pregunta y la calificaron con nota catorce y el tribunal la felicitó. Siguen saliendo juntos el personaje con sus amigas y se da cuenta el personaje que está enamorado de Albertina. Pero juzga no necesario declararse. Lean la novela para saber cómo termina.


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