miércoles, 7 de abril de 2021

 

El tiempo recobrado

He terminado de leer la novela titulada “El tiempo recobrado” del genial escritor Marcel Proust. Es el tomo 7 de su colección “En busca del tiempo perdido”. La novela narra que ya se casaron Roberto Saint-Loup con Gilberta Swann. Tienen una hija. Mientras tanto, el Baron de Charlus se divierte con varios jóvenes que lo flagelan en un hotel, le tiran latigazos con látigos que tienen clavos en la punta. Era sadomasoquista el Baron de Charlus, y le gustaban los hombres. El que administraba el hotel era su criado Jupien. El narrador Marcel, explica que Saint-Loup seguía viéndose con Charlie Morel, el violinista, lo amaba, le daba dinero. Y sufría con su mujer Gilberta porque no la amaba del todo. El narrador Marcel cuenta que una vez fue a ese hotel a hospedarse por una noche porque sospechaba allí se hospedaban espías del exterior y quería averiguar si era cierto. No encontró éso pero sí encontró al Baron de Charlus recibiendo latigazos de hombres jóvenes, con grilletes en manos y pies. Jupien, que había sido criado de su casa, le cuenta él le ayuda a pasar feliz los últimos años de su vida al Baron de Charlus. Le consigue jóvenes también. El hotel era propiedad de un joven, que no quería se enteraran de lo que se hacía allí. Pero el que paraba allí administrando era Jupien. La sobrina de Jupien se casó con el duque de Guermantes, porque había muerto su esposa. A ella le llamaban Madame Verdurin, pero ahora era duquesa de Guermantes. La guerra había empezado, luchaban Francia contra Alemania. Venían los bombardeos de los alemanes sobre Francia. Esa vez que el narrador Marcel encontró al Baron de Charlus en el hotel, se escondió, y luego que se fue el baron, y Jupien le contó lo que hacía, cayó una bomba al costado del hotel. Será porque esto es Sodoma, decía la gente del hotel. Roberto de Saint-Loup viene de la guerra a veces a visitar a sus amigos y familia. Pierde su cruz de madera del uniforme militar y va a buscarla en la casa de Marcel. Pero no la encuentran. Al poco tiempo, Roberto de Saint-Loup muere en una batalla, en retirada, cuidando a sus hombres. Otras personas le dicen al narrador Marcel que Saint-Loup se dejó matar para alejarse de su esposa Gilberta. Gilberta lo llora a Roberto delante de Marcel. Marcel asiste al entierro. Marcel sospechaba el telegrama que recibió de Albertina, era de Gilberta. Cuando termina la guerra, los duques de Guermantes organizan una fiesta en su casa. Han pasado 30 años desde que Marcel empezó a entrar en sociedad con la nobleza. Asiste a la fiesta, y ve viejos a todos. Ve a cada uno, hombres y mujeres, la princesa de Guermantes que le gustaba, seguía siendo bonita pero ya era vieja. Encuentra a su amigo Bloch, ya de cincuenta años como él. Con la nariz roja y algo rechoncho. Le cuesta distinguir a varias personas y reflexiona cómo el paso del tiempo afecta a las personas. La duquesa de Guermantes había invitado a la actriz Raquel, la ex amante de Roberto de Saint-Loup para que recitase poesía en su casa, en su fiesta. Y recita poesía Raquel. La felicitan. Por su parte, la actriz, La Berma, ya era vieja, y había invitado a varias personas a su casa pero solo fue un joven. Entonces la hija y el hijo de la Berma se visten bien y van a casa de los duques de Guermantes, dicen al llegar que quieren escuchar la declamación de poesía de la actriz Raquel. Pero Raque les manda decir con los criados que ya terminó la declamación. Quieren pasar a dar la mano y felicitarla. Entonces Raquel acepta, aunque sabe los otros quieren humillarla, entonces en voz alta les da la bienvenida y les dice cosas que los pondrían en aprietos si le hacen escándalo a ella. No hacen problemas, la saludan y se van. Marcel es saludado por una señora rechoncha que lo saluda afectuosamente. No la reconoce pero luego se da cuenta es Gilberta. Ella le dice, seguro la confunde con su mamá. Le cuenta su hija ya ha crecido. Es señorita. La trae y se la presenta. Marcel empieza a comparar el perfil de la hija con el perfil de Gilberta y el de sus padres. Marcel escribía artículos para algunas publicaciones de la época. Odette, la madame Swann, lo encuentra y le dice si hubiese sabido iba a ser tan buen escritor le hubiera contado muchas historias de ella. Le cuenta que de joven ella tuvo amores con un joven que se fue a América, luego conoció a otro señores parisinos y se quedó acá. Se lo dice para que lo utilice para sus novelas. Ella se conservaba muy bien físicamente. La duquesa de Guermantes, ex madame Verdurin, le dice cómo fue posible que Gilberta asistiera a la declamación de poesía de Raquel que había sido amante de Saint-Loup. Le dice que Gilberta nunca lo quiso a Saint-Loup. Pero luego, la misma duquesa de Guermantes y Gilberta deciden llevarlo a Marcel a conocer a Albertina. Marcel dicen está bien conservado, pero él siente debilidad en sus miembros. Van en un carruaje y llegan a Combray, a una casa. Y tocan la campanilla. Marcel espera si saldrá Albertina. Al escuchar la campanilla recuerda los momentos de su juventud cuando el Sr. Swann los visitó a sus padres en Combray y él era niño. Allí termina la novela. Mientras esperan en la puerta. Para los que hayan leído a Marcel Proust, les gustará la novela. Tiene el mismo estilo de siempre. Esta es una de las obras cumbres de la Literatura Mundial.




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