Cámara de gas
He terminado de leer la magnífica novela titulada “Cámara de gas” del escritor John Grisham. La novela narra la historia de Sam Cayhall, un ex miembro del Ku Klux Klan, que está preso en una cárcel federal, y que había puesto una bomba en un estudio de abogados de un abogado judío, que defendía a judíos y negros. Por eso le tenían cólera. No actuó él solo, lo ayudaron dos hombres más. Wedge es el que puso la bomba, y Sam el que alertaba, el que planeó todo fue Dogan. Dogan huyó, Wedge huyó, pero Sam quería ver el espectáculo y la explosión le alcanzó un poco, tuvo heridas en el rostro. No murió el abogado judío Kramer sino sus dos hijos que habían ido al estudio jurídico de su papá. El abogado Kramer quedó sin piernas por la explosión, no murió porque había ido a buscar unos papeles a otra zona del edificio. Luego, Kramer ingresó a un hospital psiquiátrico y se suicidó. Sam fue metido preso, pero habían dilatado su orden de ejecución basados en varios trucos jurídicos. Sam y los otros dos, habían puesto la bomba para las 8 am, cuando no había nadie en el edificio, pero la bomba estalló después, a destiempo y mató gente. Sam tenía su auto estacionado a una cuadra y la policía que buscaba pasar no podía porque el auto de Sam, a pesar de los gritos de la policía no se movió hasta el estallido de la bomba con temporizador. Dogan fue asesinado un tiempo después. Sam fue metido a la cárcel. De Wedge no se supo más. Un abogado del bufete de abogados de Kravitz & Bane, que constaba de 300 abogados, la mayoría ganaba 400 000 dólares anuales, decide defender a Sam Cayhall. Se llama Adam Hall. Va a la comisaría para avisar que será el abogado del preso Sam Cayhall, y les dice que es su nieto, hijo de Eddie, hijo de Sam Cayhall. Sam tuvo una hija, Lee que se casó con un millonario Phelps, pero éste la engaña con varias secretarias bonitas que son sus amantes. No viven juntos. Se reúnen de vez en cuando para asistir a reuniones. Lee es alcohólica, descubre Adam. En la cárcel, visita a Sam y le dice es su nieto. Sam llora un poco. Tienen cuatro semanas de plazo hasta la fecha de ejecución que ha ordenado el gobernador. Durante ese tiempo, Adam se encarga de inventar mentiras, como que Sam es medio loco y no puede ser ejecutado. Pero el gobernador le desniega. Dicen más bien es muy inteligente y astuto el condenado Sam. Siempre gana jugando a las damas Sam a sus amigos en la cárcel. Adam consigue convencer a gente del gobernador para que abran una línea de opinión sobre el gobernador, entonces contrata 20 personas para que llamen por teléfono dando nombres falsos y diciendo que Sam no merece la pena de muerte. Hacen montones de llamadas, más de 300 llamadas y el 90% dicen no merece la pena de muerte Sam Cayhall. El gobernador quiere salir reelecto así que piensa bien si lo perdona o no a Sam. Un día que Adam está hablando con su tía Lee, ella le cuenta que una vez, su papá Sam mató a un negro que trabajaba en sus tierras cultivando la tierra. Lo que pasó es que su hermano Eddie era amigo del hijo del negro y jugaban con juguetes. Un día se perdió un soldadito de juguete de Eddie y éste le echó la culpa a su amigo. Discutieron un rato, llegó en eso Sam y Eddie le contó que su amigo le había robado un soldadito. Sam le dijo al niño negro que devolviera el soldadito. El niño dijo que no lo había robado. Sam le pegó al niño. Luego el niño negrito se fue a su casa y le contó a su papá. El señor negro vino y se peleó con Sam. Se dieron duro, pero el negro le dijo a su hijo que fuera por su escopeta, y Sam le dijo a Eddie que fuera por su escopeta. Eddie llegó más rápido con la escopeta. Entonces Sam le disparó al negro y lo mató. Cuando llegó el niño negro con su escopeta, se la quitó. Luego, llamó a la policía y dijo que mató al negro en defensa propia, que lo había atacado con la escopeta. Su hijita de Sam, Lee, estaba subida en el árbol que tenían en su jardín, en lo alto y nadie la vió, pero ella vió todo, cómo se pelearon y cómo lo mató al negro. Luego Eddie entró en su casa y su hermana también, y Eddie encontró en su bolsillo el soldadito de juguete que faltaba. Se sintió culpable y se puso triste. Su hermana también se sintió mal. La policía vino y se llevó al negro muerto. Nada le pasó a Sam. Sam y sus antecesores eran miembros del Ku Klux Klan, y mataban negros de vez en cuando. Era algo generacional. Su padre les había metido a Sam y sus hermanos que eso estaba bien. Sam y sus hermanos se hicieron por eso, miembros del Ku Klux Klan, igual que sus abuelos y bisabuelos. Lee lloró al recordar ese suceso de su vida. Adam la consoló. Dejó de ir unos días a ver a Sam. Luego siguió yendo a conversar con Sam para averiguar si otra persona había puesto la bomba. Sam no era experto en bombas. No podía haberla puesto él solo, le tenían que haber ayudado. Un día le llega visita a Sam. Es Wedge. Sam le dice que ha soñado con matarlo un montón de veces. Wedge le dice que no cuente nada si no quiere que haga daño a su familia. Wedge no es su verdadero apellido. Tiene otra identidad. No quiso ir a la Guerra de Vietnam y fugó al Canadá. Luego, regresó a Estados Unidos de manera ilegal con una nueva identidad. Tiene nombres y apellidos distintos. Sam, aunque quisiera no podría hacerle nada. Le dice que disfrutará verlo morir. Sam le dice que le odia. Se va Wedge. Pero los días siguientes, Sam no le cuenta nada de Wedge a Adam. Wedge fue el que puso la bomba. Si Sam contaba eso podía salvarse. ¿Qué pasará? ¿Contará Sam sobre Wedge y la bomba? ¿Se logrará salvar de la Cámara de Gas, Sam? Lea la novela y se enterará
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