La loca de la casa
He terminado de leer la novela titulada “La loca de la casa”
de la escritora Rosa Montero. La novela narra sus historias personales, sus
dudas existenciales, y sus consejos para escribir. Narra también los consejos
de otros escritores, cuenta sobre la vida de otros escritores y sus miedos; y
fantasmas al escribir. Cuenta que una noche su amiga Pilar le llamó por
teléfono y la invitó a una cena con su novio de ella y un actor famoso al cual
llama M. El actor era guapo y rubio, solo hablaba en inglés, y Rosa Montero
solo hablaba español, un poquito de inglés. Durante la cena conversaron y
bailaron pero no se entendían mucho. Lo que la escritora narra es que ambos se
deseaban. Luego Pilar y su novio se despidieron, se fueron Rosa y M. al hotel
donde se alojaba él. Llegaron pero tuvieron que subir en ascensor y parte por
escaleras, hasta que llegaron al cuarto. En su cuarto tuvieron relaciones
sexuales y luego ella trató de hacerlo levantar, pero él estaba desmayado. Se
vistió y salió a hablar con el conserje del hotel, era conserje suplente, no
conocía a los que se alojaban. Salió del hotel y vio que era de día. Su carro
estaba rodeado de policías porque estaba estacionado en zona prohibida. Era
época del Franquismo en España. Su padre de Rosa lo habían llamado porque
constaba esa dirección antigua de ella, como dueños del auto. Rosa se acercó y
trató de explicar que la noche anterior fue a dormir a casa de una amiga, y que
por la prisa estacionó en lugar prohibido sin darse cuenta. Le pidieron
documentos, pero ella los había olvidado en el apartamento. Hasta allí narra
ella. Cuenta años después le mandaron a entrevistar a este mismo actor, él no
la reconoció, ella le hizo la entrevista, porque Rosa trabaja como periodista.
Al final de la entrevista, él le preguntó si se conocían, y ella le contó. El
bajó la cabeza y se fue. Luego en la novela ella sigue narrando historias de
varios escritores conocidos, comentarios de ellos, como de Vargas Llosa, que
dijo: “La voluntad de crear nace de la insatisfacción frente a la vida”. Le
llama los demonios del novelista. “El proceso de creación narrativa es la
transformación del demonio en tema”. Narra sobre varios escritores, sobre
Arthur Rimbaud, ese poeta deslumbrante que redactó toda su obra antes de
cumplir los 20 años. Vestía y mal y se enamoró de otro escritor de la calle.
Escribió algunas obras más pero no tan brillantes. También narra de Emilio
Salgari. Escribió docenas de novelas llenas de trepidantes aventuras exóticas,
de mares bravíos y singladuras épicas, pero fue un pobre hombre que quiso ser
marino y no pudo, porque le suspendieron en la academia; que sólo se subió un
par de veces a un barco en toda su vida, y que apenas si se movió de Francia.
Tuvo una existencia tristísima: estaba comido por las deudas, su mujer enloqueció
y él era un depresivo. Terminó suiciándose tratando de imitar a los orientales:
se abrió el vientre en canal con un mísero estilete y luego se rajó la
garganta. Narra sobre la esposa de Robert Louis Stevenson. Su mujer lo cuidó
bien y se curó de sus enfermedades. Logró escribir “La isla del tesoro”, “El
extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde”.
Narra también sobre Tolstoi y su esposa. Sonia Tolstoi lo cuidaba como
una esclava. Cuando murió administró sus bienes de manera extraordinaria. Dice
el libro de Conrad “El corazón de las tinieblas” es muy bueno. Luego narra la
historia de su aventura con M. de nuevo. Y luego que pasaron los años, lo
volvió a encontrar en un jurado de escritores y actores. Se sentaron juntos y
conversaron mucho de narrativa y cine. Hicieron amistad. Ella ya dominaba el
inglés. Se fueron a un hotel y tuvieron sexo. El le dice: Así que eras tú. Rosa
no está segura si le reconoce, porque en un diario habían publicado una foto de
su hermana de Rosa con M. , hacía años, y habían dicho que era su novia
española. M. le dice: Eres tú, Rosa. Sí la había reconocido. Y Rosa se siente
contenta. También menciona a la escritora Ana María Matute, que encontrarán su
novela “Pequeño Teatro” en otra parte de mi blog. Dice Matute imagina sus
novelas poco antes de dormir. Crea aventuras mentalmente. Al final de su
novela, Rosa hace una defensa de la novela en general y su importancia. Narra
una historia auténtica de una señora que vivía en una casa que tenía un tercer
piso. Al frente había un convento. Una vez le dijo a la monja portera que
cuando quisieran podían pedirle cualquier favor a ella. Después de 30 años, una
monja bajita tocó su puerta y le dijo que ella era la monja portera, que
deseaba subir a su tercer piso. La señora le permitió subir y la monjita miró
su convento. Se quedó un rato mirando. Luego le dijo: Es muy bonito, ¿verdad?.
La señora le dio la razón. Rosa Montero dice debemos mirar la vida y las
novelas de la misma manera que la monjita. Dice: Escribir novelas implica
atreverse a completar ese monumental trayecto que te saca de ti mismo y te
permite verte en el convento, en el mundo, en el todo. Y después de hacer ese
esfuerzo supremo de entendimiento, después de rozar por un instante la visión
que completa y que fulmina, regresamos renqueantes a nuestra celda, al encierro
de nuestra estrecha individualidad, e intentamos resignarnos a morir. La novela
está llena de historias de varios escritores. Hemingway mentía todo el tiempo
sobre sí mismo. Decía que había luchado en el frente y era mentira. Era
conductor de ambulancias de la Cruz Roja en la guerra. Y fue herido
tempranamente, atendido en hospitales y salvó la vida. Si quieren consejos para
escribir novelas, lean esta novela. También menciona comentarios de Julio Ramon
Ribeyro.
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