La ridícula idea de no volver a verte
He terminado de leer la novela de la escritora Rosa Montero
titulada “La ridícula idea de no volver a verte”. Es una novela sobre la
biografía de la científica Marie Curie. La escritora le añade algunos
comentarios suyos a la obra, se basa en aspectos de su vida con Pablo, que fue
su esposo y murió de cáncer. Se identifica porque ella también quedó viuda. La
novela narra cómo Marie Curie se le murió su mamá a los once años de
tuberculosis. Su hermana mayor murió de tifus. A Marie le encantaba la
literatura y escribir, un tiempo pensó en dedicarse a ello. Al fin se decidió
por la química y la física. Pero primero debía pagarle su carrera a su hermana
en París. Así que consiguió trabajo como institutriz. Y le pagaba la
universidad a su hermana. Conoció al hijo mayor de los Zorawski, Casimir, un
chico de su edad que estudiaba matemáticas en Varsovia, y se enamoraron. Cuando
Casimir dijo a sus padres que se quería casar con Manya, los encantadores
Zorawski se echaron las manos a la cabeza. Dijeron que ni pensarlo. Si el hijo
se empeñaba en lo del matrimonio, sería desheredado de modo fulminante. A pesar
de su dolor, Marie tuvo que seguir trabajando dos años más como institutriz
allí. Manya se encontró con Pierre por primera vez en la primavera de 1894,
tras haber conseguido licenciarse en Física con el número uno de su promoción.
Para entonces ya no se llamaba Manya sino Marie, había cambiado su nombre al
llegar a París. Cuando se conocieron, Marie tenía veintisiete años y era
delgada, se alimentaba de rábanos y cerezas. Ese verano lo pasó en Polonia,
pero regresó a la Sorbona en otoño gracias a una beca para sacarse otra
licenciatura, ahora en Matemáticas. Se sentía culpable por abandonar a su
padre. Un físico polaco invitó a Marie y a Pierre a cenar en el hostal donde
estaban hospedados. Pierre tenía treinta y cinco años. Entablaron una
conversación sobre cuestiones científicas, acerca de las cuales Marie estaba
dichosa de conocer. Marie Curie basaba su atractivo en su intelecto. Seguro que
encandiló a Casimir con su deslumbrante mente matemática, y en su encuentro con
Pierre, tuvieron buena sintonía. Se considera probado que Pierre tenía
dislexia, como Einstein y como Rutherford, otro Premio Nobel de la época y
directo competidor de los Curie. He
descubierto que la normalidad no existe. En 2009 la universidad húngara de
Semmelweis publicó un fascinante estudio realizado por su Departamento de
Psiquiatría. Tomaron a 328 individuos sanos y les hicieron un test de
creatividad. Luego comprobaron si los sujetos mostraban una determinada
mutación en un gen del cerebro chistosamente llamado “neuregulin 1”. Se calcula
que el 50% de los europeos sanos lleva una copia de este gen alterado, un 15%
suma dos copias y el 35% restante no posee ninguna. Los más creativos tenían dos
copias, y los menos, ninguna. Pero ahora viene lo mejor: poseer esta mutación
también conlleva un aumento del riesgo a desarrollar trastornos psíquicos, así
como una peor memoria,, y una hipersensibilidad a las críticas. Esa gente un
poco rara, bastante neurótica, parece ser la más imaginativa, lo cual no está
nada mal. Por cierto que este estudio podría explicar la existencia de los
genios. Pierre Curie de niño tuvo problemas de aprendizaje, sus padres lo
educaron con un tutor en casa hasta los 16 años, y así lograron que el cerebro
de su hijo se desarrollara libremente. Luego Pierre se licenció en Física en la
Sorbona y junto con su hermano hicieron trabajos espectaculares sobre cristales y magnetismo, descubriendo un fenómeno llamado piezoelectricidad e
inventando instrumentos de medición que luego serían importantísimos. Marie lo
convenció de sacar el doctorado. En el verano de 1894 le escribió una carta a
Marie, le decía que quería pasar su vida uno junto al otro, hipnotizados por su
sueño. Marie tenía sus dudas en casarse porque quería volver a Polonia a cuidar
de su padre. Cuatro años después de su
boda, en 1899, Madame Curie confesó a Bronya: “Tengo el mejor marido que podría
soñar; nunca había imaginado que encontraría a alguien como él. Es un verdadero
regalo del Cielo, y cuánto más vivimos juntos, más nos queremos”. Marie siempre tenía flores frescas en su casa.
Amaba hacer excursiones al campo, ir en bicicleta. En julio de 1895 se casaron.
Con el dinero que les regalaron en su boda compraron dos bicicletas y su luna
de miel consistió en irse pedaleando por media Francia. Pierre le dijo que
había encontrado su alma gemela en ella. Marie se propuso estudiar sobre los
rayos X, recién descubiertos, y sobre las radiaciones invisibles de las sales de
uranio. Por las noches asistía a clases sobre cristales para entender mejor el
trabajo de Pierre. En 1897 Marie quedó embarazada. Luego dio a luz a su hija
Irene. Y tenía mucho trabajo para cuidarla e investigar. La madre de Pierre
murió, y el padre viudo se mudó a vivir con los esposos Curie. Les ayudaba
cuidando a la niña. El descubrimiento del polonio y el radio les dio la fama. El
laboratorio de su casa era muy frío y sin embargo, allí fue donde hicieron sus
primeros descubrimientos. Marie le contó
a su hermana que Pierre no podía dormir por dolores a la espalda, y padecía
ataques agudos de debilidad. Era la radiactividad pero ellos no lo sabían
todavía. Luego que ganaron el Premio Nobel, obtuvieron un mejor laboratorio. Y
a Pierre le dieron una cátedra de Ciencias en La Sorbona. Pusieron a Marie como
Jefa del Laboratorio en La Sorbona. Un día Pierre le negó aumento de sueldo a
la criada de la casa, le preguntó a Marie si iría al laboratorio de la
universidad. Ella le dijo que no estaba segura. Se fue a almorzar con otros
científicos y de regreso iba al laboratorio. Se resbaló en la pista y se cayó.
Un vehículo con caballos estaba pasando. Los caballos lo esquivaron pero las
ruedas traseras del carruaje le destrozaron el cerebro. Murió instantáneamente.
Le avisaron a Marie. Cuando lo vió tenía restos de cerebro por toda la cabeza.
Con un pañuelo le limpió la cara. El pañuelo quedó con restos de cerebro.
Muchas veces besó ese pañuelo. Más tarde lo quemaría. Marie se enamoró en 1910
de otro científico, Paul Langevin, que era casado pero tenía problemas con su
esposa. Marie pensó se divorciaría pero
Paul hizo las paces con su señora. Y más tarde buscaría otra amante. Espero lean la novela. Es una historia
bonita.
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