sábado, 15 de enero de 2022

 

Angeles y Demonios

He terminado de leer la magnífica novela titulada “Angeles y Demonios” del escritor Dan Brown. La novela empieza narrando una llamada telefónica a Robert Langdon, profesor de iconología religiosa en la Universidad de Harvard. El que llama se presenta como, Maximilian Kohler, físico de partículas discontinuas. Pero Robert Langdon no desea trabajar para la investigación que le quiere asignar, entonces, Kohler le envía un fax, con una foto de un muerto, con la cabeza vuelta al revés, y la carne quemada con la palabra Iluminati. Entonces Langdon acepta llevar la investigación de la muerte del científico. Lo recogen en un aparato especial, que vuela, tenía dos aletas rechonchas en la parte posterior del fuselaje. Un par de timones dorsales en la popa. El resto del avión era casco, sin ventanas, sólo casco. Doscientos cincuenta mil kilos con los depósitos llenos de combustible. Funciona con hidrógeno líquido. El fuselaje está hecho de una matriz de titanio con fibras de carburo de silicio. El piloto le dice que llegarán en una hora. Volarán a Ginebra, Suiza. Ese avión vuela a Mach quince. Llegan luego a Suiza y lo llevan en un auto a un lugar. Langdon lee una losa de granito donde dice grabado: CERN. Conseil Europeén pour la Recherche Nucléaire. Langdon vio que salía en silla de ruedas, un hombre calvo de unos sesenta años y con bata blanca de laboratorio. Es el director general del CERN. Lo lleva a un laboratorio donde dice: Leonardo Vetra. Allí le abre la puerta con sus llaves. Encuentran dentro el cadáver de Vetra. Langdon le dice que Iluminati es el nombre de una hermandad antigua. En el siglo dieciséis, Copérnico y otros científicos fueron asesinados por la Iglesia por sus ideas científicas. Entonces varios científicos formaron una sociedad, Los Iluminati. Galileo Galilei a la cabeza. Se convirtieron en una secta satánica enemiga de la Iglesia Católica, la secta satánica más poderosa de la historia. Cuando los Iluminati huyeron de Roma, fueron acogidos por los francmasones. Los masones fueron llenándose de Iluminati. Esa marca quemada en el pecho del científico Vetra, es signo de los Iluminati. Luego, Langdon y Kohler van al estudio de Vetra. Kohler le explica que Vetra era un sacerdote católico, y también físico. Sospecha Kohler, que, debido a las investigaciones de Vetra lo mataron. Luego van de nuevo al laboratorio de Vetra. Kohler le dice que robaron un objeto de Vetra. Le dice mire su cara. Langdon voltea la cara, y ve una mueca de horror en la cara, además de verificar que le falta un ojo. Le arrancaron un ojo. Luego, salen a recibir a Vittoria Vetra, la hija adoptiva de Vetra. Kohler le dice a Langdon que Vittoria es vegetariana y practica hatha yoga, también reside en el CERN. Así, Langdon es presentado a Vittoria Vetra, y se conocen. Ella les lleva a visitar el Acelerador de Partículas del CERN. Les cuenta de las investigaciones secretas de su padre. Kohler le dice que seguramente lo han matado porque alguien quiere ocultar esas investigaciones secretas. Al acelerar dos partículas en direcciones opuestas en el tubo, para luego hacerlas colisionar, los científicos pueden romper las partículas en sus componentes fundamentales de la naturaleza. Los aceleradores de partículas son fundamentales para el avance de la ciencia. Este acelerador de partículas del CERN tiene 8 kilómetros de diámetro y 27 kilómetros de largo. Va de Suiza hasta Francia y luego regresa a Suiza. Las partículas aceleradas al máximo dan la vuelta al tuvo más de diez mil veces en un solo segundo antes de colisionar. Mientras tanto, en el Vaticano, la cámara 86 de un pasillo ha desaparecido. Nadie la encuentra. Están preocupados. El asesino de Leonardo Vetra busca prostitutas y se acuesta con una cara. La tiene amarrada de la cama y piensa la puede matar, pero no lo hace. En el CERN, Kohler, Langdon y Vittoria, se acercan al laboratorio de Leonardo Vetra, Vittoria explica que la puerta usa sensor óptico, solo ella y su padre tenían acceso, el lector lee su retina y los deja entrar. Vittoria explica que los experimentos de su padre habían creado antimateria. En el universo existen los opuestos, la dualidad. El Ying y el Yang, todos los opuestos. En su laboratorio Leonardo Vetra había creado antimateria a partir de la materia. En otras galaxias deben existir nuestros opuestos, siempre los hay. Los protones tienen los electrones, los quarks up tienen los quark down. Los científicos saben desde 1918 que en el Big Bang se crearon dos tipos de materia. Los contenedores se llaman “trampas de antimateria”, porque atrapan literalmente a la antimateria en el centro del contenedor y la mantienen flotando a una distancia prudencial de los lados y el fondo. Entre campos magnéticos que se cruzan. Vittoria explica que su padre produjo las primeras partículas de antimateria, pero no sabía cómo almacenarlas. Ella le sugirió eso. Cápsulas de nanocompuestos herméticas con electroimanes opuestos en cada extremo. Ella se inspiró en que las medusas atrapan peces entre sus tentáculos utilizando descargas nematocísticas. El mismo principios rige allí. Cada contenedor contiene dos electroimanes, uno en cada extremo. Sus campos magnéticos opuestos se cruzan en el centro del contenedor y retienen la antimateria en ese punto, suspendida en el vacío. Kohler le pregunta: “¿Y si el campo falla?”. La antimateria deja de flotar, toca el fondo de la trampa y se produce la aniquilación. Es decir, la materia y la antimateria entran en contacto y se destruyen al instante. Una partícula de materia y una partícula de antimateria se combinan para liberar dos partículas nuevas, llamadas fotones. Un fotón es una diminuta mota de luz. Vittoria, explica que la antimateria tiene características sorprendentes. Una muestra de diez miligramos, es decir, el volumen de un grano de arena, alberga tanta energía como doscientas toneladas métricas de combustible convencional de cohete. Es la fuente energética del mañana. Mil veces más poderosa que la energía nuclear. Sin radiación, sin contaminación. Unos pocos gramos podrían proveer energía eléctrica a una ciudad grande por una semana. Vittoria les muestra en el Acelerador de partículas un proceso de aniquilación, y ven una luz cegadora, y luego unas motitas de luz que se desvanecen. Vittoria insiste en ver a su padre. Van entonces y encuentran algo en el lector óptico, algo color avellana, era el ojo de su padre. Le habían sacado el ojo para abrir la puerta de su laboratorio y robar la muestra de antimateria. Solo dos retinas de ojo abrían dicha puerta, la de Vittoria Vetra y la de Leonardo Vetra. Por eso le sacaron el ojo. Mientras tanto, en el Vaticano, los guardias de seguridad logran visualizar la cámara 86, se ve un contenedor que tiene algo adentro, pero no saben dónde está la cámara 86. Tiene que estar en el Vaticano, pero no saben en qué parte. En el CERN, Vittoria descubre han robado el trozo de antimateria grande, de su padre. Un cuarto de gramo. Una vez extraído de su plataforma del CERN, solo tenía 24 horas para explotar. Primero habría una luz cegadora, luego, el rugido de un trueno, incineración espontánea, y luego sólo el destello, y un cráter vacío. Un cráter vacío muy grande. Kohler le dice que un grupo terrorista, los Iluminati, una antigua secta, han matado a su padre. Por eso ha llamado a Langdon, experto en temas sacros para que descifre los rastros que dejen los Iluminati. En eso, llaman por teléfono a Kohler. Responde y le dicen que vaya para entrevistarse al Aeropuerto Leonardo Da Vinci. Kohler, está mal de salud, le pide a Langdon y a Vittoria que vayan allá, a Roma y luego al Vaticano, que la antimateria debe estar allá. Internan a Kohler por estar mal de salud. Langdon y Vittoria viajan en el avión especial a Roma. Luego, los llevan en helicóptero al Vaticano. Ven un vehículo de la BBC, preguntan, y les dicen que han ido porque se va a realizar el cónclave para elegir al nuevo Papa. El cardenal Mortati dirigirá la elección papal. Langdon y Vittoria llegan a la sala de operaciones de la caserna de la Guardia Suiza, que cuida el Vaticano. El comandante Olivetti, se presenta y los guía hacia el cuarto de los monitores. Ellos ven allí, en la cámara 86, el contenedor de antimateria del CERN. Tienen menos de seis horas para encontrarlo antes que explote, le susurra Vittoria a Langdon. Olivetti les pregunta si les pertenece esa sustancia. Vittoria le dice que sí, que pertenece al CERN y fue robado. Tienen solo seis horas para encontrarlo y evitar que explote. Tienen solo hasta medianoche. Olivetti les dice que tienen en el Vaticano detectores de bombas y no han detectado nada sospechoso. Vittoria le dice que la antimateria no es radiactiva, su rúbrica química corresponde al hidrógeno puro y el contenedor es de plástico. Ninguno de sus aparatos lo detectaría. Olivetti le dice que sus controles detectarían las baterías de su aparato. Vittoria le dice tiene baterías de plástico, un electrolito de gel de polímero con Teflón. Olivetti les dice tienen varias preocupaciones esa noche. Los encerrará unas horas en su oficina. Luego, les ayudará. Los deja encerrados con llave. Vittoria decide llamar por teléfono de la misma oficina al número 1 del aparato telefónico. Supone que será el número del Papa, del camarlengo, el que lo sustituye hasta la elección del nuevo Papa. Pero solo escucha una grabación. Olivetti viene y los lleva donde el camarlengo. Este se presenta y les dice se llama Carlo Ventresca. Es el camarlengo del Papa fallecido. Langdon y Vittoria le explican lo averiguado, y que tienen en el Vaticano el contenedor antimateria que va a estallar a medianoche. Tienen que encontrarlo. Que la secta satánica de los Iluminati está detrás del asesinato de Leonardo Vetra, su padre de Vittoria. En eso, Olivetti es llamado por teléfono y le avisan de una llamada de amenaza con bomba antimateria. Luego, le dicen quiere hablar el mismo sujeto con el camarlengo. El camarlengo, pone el altavoz y habla con el asesino de la bomba, este le dice pertenece a la secta de los Iluminati. Le dice que a medianoche explotará la ciudad del Vaticano. También le dice que su secta ha secuestrado a  los cuatro cardenales favoritos para el puesto de Papa, que son: el cardenal Lamassé de París, el cardenal Guidera de Barcelona, el cardenal Ebner de Frankfurt y el cardenal Baggia, de Italia. Luego, el asesino habla de la purga, Langdon les explica que la Iglesia Católica, en el pasado, hizo la purga. Marcó científicos con hierro candente y luego los mató. Lo mismo harán los Iluminati, dice el asesino. Los cuatro cardenales morirán, uno cada hora empezando a partir de las ocho. Los marcarán a fuego y los matarán, en público. La llamada estaba bien encriptada, no podían averiguar de dónde llamaba. Les dice que las marcas a fuego, serán las del pasado, las de leyendas antiguas. Luego corta la llamada telefónica. En la calle, al reportero de la BBC, lo llaman por teléfono, el asesino, y le da la dirección donde va a cometer un asesinato, le dice tendrá él la primicia. El periodista va para allá con su asistente filmadora. En la oficina del camarlengo, Langdon le pide permiso para acceder a los Archivos del Vaticano. En los libros antiguos de los Iluminati deben haber pistas que permitan deducir en qué iglesia o lugar matará el asesino a los cardenales. Tal vez logren llegar a tiempo. Así que el camarlengo accede y le da permiso a Langdon y a Vittoria que accedan a los Archivos del Vaticano. Allí, buscan libros de Galileo Galilei, hay varios, pero hallan uno escrito en papiro, buscan números, pero no hay. Pero Vittoria encuentra un poema en inglés, escrito a mano. Langdon lo lee, y dice allí están los lugares sagrados de los Iluminati. Esos deben ser los lugares donde los matarán. Vittoria saca el papiro y salen de la biblioteca. El primer lugar es de San, apócope de Santi, el apellido del artista Rafael, del Renacimiento. Tienen que hallar una iglesia o lugar donde estén sus obras. Langdon dice debe ser el Panteón. Le avisan a Olivetti para que envíe allí a sus hombres. Olivetti acuerda con ellos, que entren primero y se hagan pasar por turistas recién casados. Al entrar, Langdon conversa con un guía turístico y se da cuenta que se ha equivocado de lugar. Tiene que encontrar el agujero del demonio. Le pregunta al guía, y éste le dice ese lugar tiene un osario, es la Capilla Chigui, que está en la iglesia de Santa Maria del Popolo, al norte de la ciudad. Le avisan a Olivetti que se han equivocado de lugar. Al llegar encuentran un letrero que dice: Costruzione. Non entrare. Y ellos se ponen a buscar una manera de lograr entrar. Encuentran una abertura negra practicada en el suelo. Langdon baja solo por las escaleras, mientras le alumbra Vittoria con un fuego de soldadura, al llegar abajo, Langdon ve un hombre enterrado hasta la cintura de tierra. Desnudo. Las manos atadas a la espalda con el fajo rojo de cardenal. Se acercó y vio sus ojos inyectados en sangre. Le han llenado la boca de tierra, dijo Langdon. Murió asfixiado. En la carne del pecho del cardenal, estaba grabado a hierro la palabra: Earth, tierra en español. Langdon ya sabía que los cardenales iban a ser asesinados con los cuatros elementos antiguos de los Iluminati: Tierra, Aire, Agua, Fuego. Langdon sube y mira las esculturas y descubre una placa donde se indica que el diseño arquitectónico fue de Rafael, pero los ornamentos interiores son obra de Gianlorenzo Bernini. Luego, lee el poema, la segunda línea: “Que ángeles guíen tu búsqueda”. Hay una escultura allí de un ángel que señala hacia un lugar. Pide Langdon un plano del Vaticano, pero hay varias iglesias en esa dirección. Langdon conversa con Vittoria y Olivetti, les dice deben hallar una relación con la palabra Aire, porque esa será la muerte del siguiente cardenal. Uno de los guardias de Olivetti, les dice hay un bloque de mármol en esa dirección, por donde él hace su ronda en las noches, donde está esculpido un rayo de viento, o de aire. El lugar es público y se llama West Ponente. Llegan Langdon y Vittoria, y ven el obelisco. Una niña se pone a chillar, Langdon y Vittoria se acercan y ven un viejo borracho recostado sobre las escaleras. El anciano se movía lento y cayó sobre el pavimento su rostro. Langdon se acercó y vio en su pecho chamuscado la palabra: Air, aire en español. Tenía dos heridas profundas a cada lado de la marca. Los pulmones del cardenal estaban destrozados. Había muerto. Langdon dice que la siguiente palabra es Fuego. Se pone a pensar en alguna escultura de Bernini relacionada con Fuego, pero no encuentra nada. Bernini tuvo cientos de obras. Langdon regresa a los Archivos del Vaticano. Espera encontrar alguna referencia a obras de Bernini, esculturas suyas. Cuando encuentra la pista, intenta salir de la biblioteca, pero cortan la luz. Golpea con muebles la puerta de vidrio y las paredes de vidrio y consigue romperlas. Escapa y se encuentra con Vittoria, que había ido con el camarlengo a ver la tumba del Papa, porque el asesino había llamado y había dicho los Iluminati habían matado al Papa. Verifican que tenía la lengua negra el Papa muerto. Era por el medicamento que tomaba, en altas dosis, causaba la muerte. Langdon y Vittoria van al lugar Piazza Barberini, donde matarán al cardenal. Mientras tanto, los canales de televisión pasan videos de los cardenales muertos y las amenazas de los Iluminati. Al llegar al lugar, Langdon y Vittoria preguntan por la iglesia Santa María della Vittoria. Unas ancianas la señalana. Y ven que sale fuego de ella. Langdon y Vittoria corren hacia la entrada, pero está cerrada la puerta de madera. Disparan y destrozan la cerradura. Había bancos de madera colocados verticalmente y colgaba de cables un anciano desnudo amarrado con cables. Era el cardenal. Le habían grabado el emblema Fuego en el pecho. Levantó la cabeza, aún estaba vivo. Cuando las llamas lamieron los pies del cardenal, lanzó un grito de dolor y su cuerpo tembló. Langdon se acercó, pero el intenso calor y el humo le impidieron seguir avanzando. Mientras tanto, un codazo desmayó a Vittoria. Era el asesino que se la llevó para violarla. Langdon busca una escalera para llegar al cardenal, pero ve la escalera ardiendo sobre el cardenal. Luego el asesino se acerca donde Langdon y pelea con él. Luego, empiezan a llegar los guardias suizos, entonces el asesino encierra a Langdon en un ataúd que había allí. Y se va con Vittoria cargándola a su camioneta negra. Mientras tanto, el camarlengo habla con todos los cardenales y les explica el problema que tienen. Les explica sobre los cardenales muertos también. A Langdon lo sacan del ataúd de mármol, los guardias suizos del Vaticano, y lo auxilian. Langdon encuentra muerto a Olivetti, lo mató el asesino, le quita su pistola y su walki talki, sin que se den cuenta. Langdon ve el ángel de Bernini con su lanza señalando hacia un lugar. Pregunta cuántas iglesias hay hacia allí. Docenas le dicen. Pide un plano de la ciudad. Falta Agua, es el último elemento. Analiza los puntos de los lugares donde han matado a los cardenales. Forman una cruz, y descubre que el único lugar que puede ser el próximo asesinato es La Fuente de los Cuatro Ríos. Un trabajo de Bernini. Langdon usa la pistola y roba un auto. Se va al lugar. Al llegar, se esconde detrás de una escultura de mármol. Llega una furgoneta negra, sale un hombre con un anciano desnudo agonizante, lleno de cadenas. Langdon se mete a la fuente de agua. Le dice al asesino: “No se mueva”. Habla un rato con el asesino. Le pregunta por la mujer. Le pregunta si está en la Iglesia de la Iluminación. Nunca la localizará, le dice el asesino. Langdon le dispara al pie del asesino. Ambos se ponen a pelear en el agua. Langdon había sido buceador. Encuentra una bocatoma de aire. Se finge muerto y cae al fondo del agua. El asesino tira encadenado al cardenal que muere. Langdon ve grabado la palabra: Water, agua en inglés, en el pecho del cardenal. El asesino se va. Langdon sale a la superficie. Langdon se dio cuenta que la cruz de obeliscos de Bernini indicaba la fortaleza con el estilo típico de los Iluminati: el brazo central de la cruz pasaba por el centro del puente del castillo, al cual dividía en dos mitades iguales. Entró al auto y se dirigió hacia aquel lugar. Castel Sant’ Angelo. Al llegar, salió del auto y vio las pesadas puertas cerradas. Tiene que haber otra entrada, se dijo. Vio el balcón del lugar. Y vio una camioneta de la BBC estacionada cerca. Habló con el conductor, porque la camioneta tenía una antena grande, se podía subir allí y acercarse al balcón. Le promete darle una primicia al periodista. Este acepta. Y sube al balcón. Luego, Langdon le dice donde encontrar al cardenal muerto. El periodista de la BBC se va. Langdon ingresa y encuentra un túnel. Entra por él y camina. Encontró la furgoneta negra, la abre, pero no encuentra armas. Ve luz. Va hacia allí, ve celdas con sotanas, allí debieron estar los cardenales, piensa, y sigue caminando. Vio tallada la inscripción: Il Pasetto. Había oído hablar de ese túnel muchas veces. Ve las manchas de sangre del asesino. Encontró un barrote de hierro y lo tomó. Se acercó a la luz e ingresó. El asesino le estaba cortando la ropa con su cuchilla a Vittoria. “Aléjese de ella”, le dijo Langdon. Conversa con el asesino quien le dice va a venir el líder de los Iluminati a marcar con hierro candente a alguien. Langdon sospecha al camarlengo. Langdon le dice no podrá entrar al Vaticano el líder de los Iluminati, todo está vigilado. El asesino le dice: “No, a menos que tuviera una cita”. Langdon usa la barra de hierro y lucha contra el asesino que es muy fuerte. El asesino le quita la barra y lo empuja hacia el balcón. Ya lo va a hacer caer, cuando Vittoria se ha desatado y coge una antorcha de fuego y lo quema en la espalda al asesino. Luego, lo empuja y lo bota al exterior. Cae muerto. Desde allí ven todo San Pedro. Y ven bajar del helicóptero a Maximilian Kohler. Langdon y Vittoria corren por el túnel hacia adelante. Confían llegar a algún lugar cerca del camarlengo y salvarlo. Langdon sospecha que el líder de los Iluminati es Kohler. Vittoria piensa no puede ser Kohler. Llegan ambos hacia un portón metálico. Golpean para que abran. Y les abre un guardia, Chartrand. El camarlengo está en peligro, dice Langdon. Abra la puerta, dice Vittoria. Kohler había llegado y se había reunido a puerta cerrada con el camarlengo. Un chillido estremecedor se oyó en el despacho papal. Era el camarlengo. Chartrand voló la cerradura del despacho. El camarlengo estaba en el suelo con hierro marcado en su cuerpo chillando. Kohler tenía una pistola apuntando al camarlengo. Los guardias le disparan a Kohler, y el camarlengo señala a Rocher, el jefe de seguridad que reemplazó a Olivetti, y dice: “Iluminati”. Rocher le grita: “Bastardo” al camarlengo. Y Chartrand le dispara a Rocher tres balazos en la espalda y lo mata. Auxilian al camarlengo. Kohler, agonizante, le da una minicámara Sony a Langdon. Le dice: “De esto a las televisiones”. Y muere. Langdon lo recibe y se lo guarda. Lean la novela. Ya la terminé, pero las cosas no son lo que parecen. Kohler no marcó al camarlengo. La respuesta la halló Langdon al ver el video de la minicámara. Y al mostrársela a todos los cardenales. Es una historia bien interesante. Lean la novela. La verdad está por revelarse.




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