Angeles y Demonios
He terminado de leer la magnífica novela titulada “Angeles y
Demonios” del escritor Dan Brown. La novela empieza narrando una llamada
telefónica a Robert Langdon, profesor de iconología religiosa en la Universidad
de Harvard. El que llama se presenta como, Maximilian Kohler, físico de
partículas discontinuas. Pero Robert Langdon no desea trabajar para la
investigación que le quiere asignar, entonces, Kohler le envía un fax, con una
foto de un muerto, con la cabeza vuelta al revés, y la carne quemada con la
palabra Iluminati. Entonces Langdon acepta llevar la investigación de la muerte
del científico. Lo recogen en un aparato especial, que vuela, tenía dos aletas
rechonchas en la parte posterior del fuselaje. Un par de timones dorsales en la
popa. El resto del avión era casco, sin ventanas, sólo casco. Doscientos
cincuenta mil kilos con los depósitos llenos de combustible. Funciona con
hidrógeno líquido. El fuselaje está hecho de una matriz de titanio con fibras
de carburo de silicio. El piloto le dice que llegarán en una hora. Volarán a
Ginebra, Suiza. Ese avión vuela a Mach quince. Llegan luego a Suiza y lo llevan
en un auto a un lugar. Langdon lee una losa de granito donde dice grabado:
CERN. Conseil Europeén pour la Recherche Nucléaire. Langdon vio que salía en
silla de ruedas, un hombre calvo de unos sesenta años y con bata blanca de
laboratorio. Es el director general del CERN. Lo lleva a un laboratorio donde
dice: Leonardo Vetra. Allí le abre la puerta con sus llaves. Encuentran dentro
el cadáver de Vetra. Langdon le dice que Iluminati es el nombre de una
hermandad antigua. En el siglo dieciséis, Copérnico y otros científicos fueron
asesinados por la Iglesia por sus ideas científicas. Entonces varios
científicos formaron una sociedad, Los Iluminati. Galileo Galilei a la cabeza. Se
convirtieron en una secta satánica enemiga de la Iglesia Católica, la secta
satánica más poderosa de la historia. Cuando los Iluminati huyeron de Roma,
fueron acogidos por los francmasones. Los masones fueron llenándose de
Iluminati. Esa marca quemada en el pecho del científico Vetra, es signo de los
Iluminati. Luego, Langdon y Kohler van al estudio de Vetra. Kohler le explica
que Vetra era un sacerdote católico, y también físico. Sospecha Kohler, que,
debido a las investigaciones de Vetra lo mataron. Luego van de nuevo al
laboratorio de Vetra. Kohler le dice que robaron un objeto de Vetra. Le dice
mire su cara. Langdon voltea la cara, y ve una mueca de horror en la cara,
además de verificar que le falta un ojo. Le arrancaron un ojo. Luego, salen a
recibir a Vittoria Vetra, la hija adoptiva de Vetra. Kohler le dice a Langdon
que Vittoria es vegetariana y practica hatha yoga, también reside en el CERN. Así,
Langdon es presentado a Vittoria Vetra, y se conocen. Ella les lleva a visitar
el Acelerador de Partículas del CERN. Les cuenta de las investigaciones
secretas de su padre. Kohler le dice que seguramente lo han matado porque
alguien quiere ocultar esas investigaciones secretas. Al acelerar dos
partículas en direcciones opuestas en el tubo, para luego hacerlas colisionar,
los científicos pueden romper las partículas en sus componentes fundamentales
de la naturaleza. Los aceleradores de partículas son fundamentales para el
avance de la ciencia. Este acelerador de partículas del CERN tiene 8 kilómetros
de diámetro y 27 kilómetros de largo. Va de Suiza hasta Francia y luego regresa
a Suiza. Las partículas aceleradas al máximo dan la vuelta al tuvo más de diez
mil veces en un solo segundo antes de colisionar. Mientras tanto, en el
Vaticano, la cámara 86 de un pasillo ha desaparecido. Nadie la encuentra. Están
preocupados. El asesino de Leonardo Vetra busca prostitutas y se acuesta con
una cara. La tiene amarrada de la cama y piensa la puede matar, pero no lo
hace. En el CERN, Kohler, Langdon y Vittoria, se acercan al laboratorio de Leonardo
Vetra, Vittoria explica que la puerta usa sensor óptico, solo ella y su padre
tenían acceso, el lector lee su retina y los deja entrar. Vittoria explica que
los experimentos de su padre habían creado antimateria. En el universo existen
los opuestos, la dualidad. El Ying y el Yang, todos los opuestos. En su
laboratorio Leonardo Vetra había creado antimateria a partir de la materia. En
otras galaxias deben existir nuestros opuestos, siempre los hay. Los protones
tienen los electrones, los quarks up tienen los quark down. Los científicos
saben desde 1918 que en el Big Bang se crearon dos tipos de materia. Los
contenedores se llaman “trampas de antimateria”, porque atrapan literalmente a
la antimateria en el centro del contenedor y la mantienen flotando a una
distancia prudencial de los lados y el fondo. Entre campos magnéticos que se
cruzan. Vittoria explica que su padre produjo las primeras partículas de
antimateria, pero no sabía cómo almacenarlas. Ella le sugirió eso. Cápsulas de
nanocompuestos herméticas con electroimanes opuestos en cada extremo. Ella se
inspiró en que las medusas atrapan peces entre sus tentáculos utilizando
descargas nematocísticas. El mismo principios rige allí. Cada contenedor
contiene dos electroimanes, uno en cada extremo. Sus campos magnéticos opuestos
se cruzan en el centro del contenedor y retienen la antimateria en ese punto,
suspendida en el vacío. Kohler le pregunta: “¿Y si el campo falla?”. La
antimateria deja de flotar, toca el fondo de la trampa y se produce la
aniquilación. Es decir, la materia y la antimateria entran en contacto y se
destruyen al instante. Una partícula de materia y una partícula de antimateria
se combinan para liberar dos partículas nuevas, llamadas fotones. Un fotón es
una diminuta mota de luz. Vittoria, explica que la antimateria tiene
características sorprendentes. Una muestra de diez miligramos, es decir, el
volumen de un grano de arena, alberga tanta energía como doscientas toneladas
métricas de combustible convencional de cohete. Es la fuente energética del
mañana. Mil veces más poderosa que la energía nuclear. Sin radiación, sin
contaminación. Unos pocos gramos podrían proveer energía eléctrica a una ciudad
grande por una semana. Vittoria les muestra en el Acelerador de partículas un
proceso de aniquilación, y ven una luz cegadora, y luego unas motitas de luz
que se desvanecen. Vittoria insiste en ver a su padre. Van entonces y
encuentran algo en el lector óptico, algo color avellana, era el ojo de su
padre. Le habían sacado el ojo para abrir la puerta de su laboratorio y robar
la muestra de antimateria. Solo dos retinas de ojo abrían dicha puerta, la de
Vittoria Vetra y la de Leonardo Vetra. Por eso le sacaron el ojo. Mientras
tanto, en el Vaticano, los guardias de seguridad logran visualizar la cámara
86, se ve un contenedor que tiene algo adentro, pero no saben dónde está la
cámara 86. Tiene que estar en el Vaticano, pero no saben en qué parte. En el
CERN, Vittoria descubre han robado el trozo de antimateria grande, de su padre.
Un cuarto de gramo. Una vez extraído de su plataforma del CERN, solo tenía 24
horas para explotar. Primero habría una luz cegadora, luego, el rugido de un
trueno, incineración espontánea, y luego sólo el destello, y un cráter vacío. Un
cráter vacío muy grande. Kohler le dice que un grupo terrorista, los Iluminati,
una antigua secta, han matado a su padre. Por eso ha llamado a Langdon, experto
en temas sacros para que descifre los rastros que dejen los Iluminati. En eso,
llaman por teléfono a Kohler. Responde y le dicen que vaya para entrevistarse
al Aeropuerto Leonardo Da Vinci. Kohler, está mal de salud, le pide a Langdon y
a Vittoria que vayan allá, a Roma y luego al Vaticano, que la antimateria debe
estar allá. Internan a Kohler por estar mal de salud. Langdon y Vittoria viajan
en el avión especial a Roma. Luego, los llevan en helicóptero al Vaticano. Ven
un vehículo de la BBC, preguntan, y les dicen que han ido porque se va a
realizar el cónclave para elegir al nuevo Papa. El cardenal Mortati dirigirá la
elección papal. Langdon y Vittoria llegan a la sala de operaciones de la
caserna de la Guardia Suiza, que cuida el Vaticano. El comandante Olivetti, se
presenta y los guía hacia el cuarto de los monitores. Ellos ven allí, en la
cámara 86, el contenedor de antimateria del CERN. Tienen menos de seis horas
para encontrarlo antes que explote, le susurra Vittoria a Langdon. Olivetti les
pregunta si les pertenece esa sustancia. Vittoria le dice que sí, que pertenece
al CERN y fue robado. Tienen solo seis horas para encontrarlo y evitar que
explote. Tienen solo hasta medianoche. Olivetti les dice que tienen en el
Vaticano detectores de bombas y no han detectado nada sospechoso. Vittoria le
dice que la antimateria no es radiactiva, su rúbrica química corresponde al
hidrógeno puro y el contenedor es de plástico. Ninguno de sus aparatos lo
detectaría. Olivetti le dice que sus controles detectarían las baterías de su
aparato. Vittoria le dice tiene baterías de plástico, un electrolito de gel de
polímero con Teflón. Olivetti les dice tienen varias preocupaciones esa noche.
Los encerrará unas horas en su oficina. Luego, les ayudará. Los deja encerrados
con llave. Vittoria decide llamar por teléfono de la misma oficina al número 1
del aparato telefónico. Supone que será el número del Papa, del camarlengo, el
que lo sustituye hasta la elección del nuevo Papa. Pero solo escucha una
grabación. Olivetti viene y los lleva donde el camarlengo. Este se presenta y
les dice se llama Carlo Ventresca. Es el camarlengo del Papa fallecido. Langdon
y Vittoria le explican lo averiguado, y que tienen en el Vaticano el contenedor
antimateria que va a estallar a medianoche. Tienen que encontrarlo. Que la
secta satánica de los Iluminati está detrás del asesinato de Leonardo Vetra, su
padre de Vittoria. En eso, Olivetti es llamado por teléfono y le avisan de una
llamada de amenaza con bomba antimateria. Luego, le dicen quiere hablar el
mismo sujeto con el camarlengo. El camarlengo, pone el altavoz y habla con el
asesino de la bomba, este le dice pertenece a la secta de los Iluminati. Le
dice que a medianoche explotará la ciudad del Vaticano. También le dice que su
secta ha secuestrado a los cuatro
cardenales favoritos para el puesto de Papa, que son: el cardenal Lamassé de
París, el cardenal Guidera de Barcelona, el cardenal Ebner de Frankfurt y el
cardenal Baggia, de Italia. Luego, el asesino habla de la purga, Langdon les
explica que la Iglesia Católica, en el pasado, hizo la purga. Marcó científicos
con hierro candente y luego los mató. Lo mismo harán los Iluminati, dice el
asesino. Los cuatro cardenales morirán, uno cada hora empezando a partir de las
ocho. Los marcarán a fuego y los matarán, en público. La llamada estaba bien
encriptada, no podían averiguar de dónde llamaba. Les dice que las marcas a
fuego, serán las del pasado, las de leyendas antiguas. Luego corta la llamada
telefónica. En la calle, al reportero de la BBC, lo llaman por teléfono, el
asesino, y le da la dirección donde va a cometer un asesinato, le dice tendrá
él la primicia. El periodista va para allá con su asistente filmadora. En la
oficina del camarlengo, Langdon le pide permiso para acceder a los Archivos del
Vaticano. En los libros antiguos de los Iluminati deben haber pistas que
permitan deducir en qué iglesia o lugar matará el asesino a los cardenales. Tal
vez logren llegar a tiempo. Así que el camarlengo accede y le da permiso a
Langdon y a Vittoria que accedan a los Archivos del Vaticano. Allí, buscan
libros de Galileo Galilei, hay varios, pero hallan uno escrito en papiro,
buscan números, pero no hay. Pero Vittoria encuentra un poema en inglés,
escrito a mano. Langdon lo lee, y dice allí están los lugares sagrados de los
Iluminati. Esos deben ser los lugares donde los matarán. Vittoria saca el
papiro y salen de la biblioteca. El primer lugar es de San, apócope de Santi,
el apellido del artista Rafael, del Renacimiento. Tienen que hallar una iglesia
o lugar donde estén sus obras. Langdon dice debe ser el Panteón. Le avisan a
Olivetti para que envíe allí a sus hombres. Olivetti acuerda con ellos, que
entren primero y se hagan pasar por turistas recién casados. Al entrar, Langdon
conversa con un guía turístico y se da cuenta que se ha equivocado de lugar.
Tiene que encontrar el agujero del demonio. Le pregunta al guía, y éste le dice
ese lugar tiene un osario, es la Capilla Chigui, que está en la iglesia de
Santa Maria del Popolo, al norte de la ciudad. Le avisan a Olivetti que se han
equivocado de lugar. Al llegar encuentran un letrero que dice: Costruzione. Non
entrare. Y ellos se ponen a buscar una manera de lograr entrar. Encuentran una
abertura negra practicada en el suelo. Langdon baja solo por las escaleras,
mientras le alumbra Vittoria con un fuego de soldadura, al llegar abajo,
Langdon ve un hombre enterrado hasta la cintura de tierra. Desnudo. Las manos
atadas a la espalda con el fajo rojo de cardenal. Se acercó y vio sus ojos
inyectados en sangre. Le han llenado la boca de tierra, dijo Langdon. Murió
asfixiado. En la carne del pecho del cardenal, estaba grabado a hierro la
palabra: Earth, tierra en español. Langdon ya sabía que los cardenales iban a
ser asesinados con los cuatros elementos antiguos de los Iluminati: Tierra,
Aire, Agua, Fuego. Langdon sube y mira las esculturas y descubre una placa
donde se indica que el diseño arquitectónico fue de Rafael, pero los ornamentos
interiores son obra de Gianlorenzo Bernini. Luego, lee el poema, la segunda
línea: “Que ángeles guíen tu búsqueda”. Hay una escultura allí de un ángel que
señala hacia un lugar. Pide Langdon un plano del Vaticano, pero hay varias
iglesias en esa dirección. Langdon conversa con Vittoria y Olivetti, les dice
deben hallar una relación con la palabra Aire, porque esa será la muerte del
siguiente cardenal. Uno de los guardias de Olivetti, les dice hay un bloque de
mármol en esa dirección, por donde él hace su ronda en las noches, donde está
esculpido un rayo de viento, o de aire. El lugar es público y se llama West
Ponente. Llegan Langdon y Vittoria, y ven el obelisco. Una niña se pone a
chillar, Langdon y Vittoria se acercan y ven un viejo borracho recostado sobre
las escaleras. El anciano se movía lento y cayó sobre el pavimento su rostro. Langdon
se acercó y vio en su pecho chamuscado la palabra: Air, aire en español. Tenía
dos heridas profundas a cada lado de la marca. Los pulmones del cardenal
estaban destrozados. Había muerto. Langdon dice que la siguiente palabra es
Fuego. Se pone a pensar en alguna escultura de Bernini relacionada con Fuego,
pero no encuentra nada. Bernini tuvo cientos de obras. Langdon regresa a los
Archivos del Vaticano. Espera encontrar alguna referencia a obras de Bernini,
esculturas suyas. Cuando encuentra la pista, intenta salir de la biblioteca,
pero cortan la luz. Golpea con muebles la puerta de vidrio y las paredes de
vidrio y consigue romperlas. Escapa y se encuentra con Vittoria, que había ido
con el camarlengo a ver la tumba del Papa, porque el asesino había llamado y
había dicho los Iluminati habían matado al Papa. Verifican que tenía la lengua
negra el Papa muerto. Era por el medicamento que tomaba, en altas dosis,
causaba la muerte. Langdon y Vittoria van al lugar Piazza Barberini, donde
matarán al cardenal. Mientras tanto, los canales de televisión pasan videos de
los cardenales muertos y las amenazas de los Iluminati. Al llegar al lugar,
Langdon y Vittoria preguntan por la iglesia Santa María della Vittoria. Unas
ancianas la señalana. Y ven que sale fuego de ella. Langdon y Vittoria corren
hacia la entrada, pero está cerrada la puerta de madera. Disparan y destrozan
la cerradura. Había bancos de madera colocados verticalmente y colgaba de
cables un anciano desnudo amarrado con cables. Era el cardenal. Le habían
grabado el emblema Fuego en el pecho. Levantó la cabeza, aún estaba vivo.
Cuando las llamas lamieron los pies del cardenal, lanzó un grito de dolor y su
cuerpo tembló. Langdon se acercó, pero el intenso calor y el humo le impidieron
seguir avanzando. Mientras tanto, un codazo desmayó a Vittoria. Era el asesino
que se la llevó para violarla. Langdon busca una escalera para llegar al
cardenal, pero ve la escalera ardiendo sobre el cardenal. Luego el asesino se
acerca donde Langdon y pelea con él. Luego, empiezan a llegar los guardias
suizos, entonces el asesino encierra a Langdon en un ataúd que había allí. Y se
va con Vittoria cargándola a su camioneta negra. Mientras tanto, el camarlengo
habla con todos los cardenales y les explica el problema que tienen. Les
explica sobre los cardenales muertos también. A Langdon lo sacan del ataúd de
mármol, los guardias suizos del Vaticano, y lo auxilian. Langdon encuentra
muerto a Olivetti, lo mató el asesino, le quita su pistola y su walki talki,
sin que se den cuenta. Langdon ve el ángel de Bernini con su lanza señalando
hacia un lugar. Pregunta cuántas iglesias hay hacia allí. Docenas le dicen.
Pide un plano de la ciudad. Falta Agua, es el último elemento. Analiza los
puntos de los lugares donde han matado a los cardenales. Forman una cruz, y
descubre que el único lugar que puede ser el próximo asesinato es La Fuente de
los Cuatro Ríos. Un trabajo de Bernini. Langdon usa la pistola y roba un auto.
Se va al lugar. Al llegar, se esconde detrás de una escultura de mármol. Llega
una furgoneta negra, sale un hombre con un anciano desnudo agonizante, lleno de
cadenas. Langdon se mete a la fuente de agua. Le dice al asesino: “No se
mueva”. Habla un rato con el asesino. Le pregunta por la mujer. Le pregunta si
está en la Iglesia de la Iluminación. Nunca la localizará, le dice el asesino.
Langdon le dispara al pie del asesino. Ambos se ponen a pelear en el agua.
Langdon había sido buceador. Encuentra una bocatoma de aire. Se finge muerto y
cae al fondo del agua. El asesino tira encadenado al cardenal que muere.
Langdon ve grabado la palabra: Water, agua en inglés, en el pecho del cardenal.
El asesino se va. Langdon sale a la superficie. Langdon se dio cuenta que la
cruz de obeliscos de Bernini indicaba la fortaleza con el estilo típico de los
Iluminati: el brazo central de la cruz pasaba por el centro del puente del
castillo, al cual dividía en dos mitades iguales. Entró al auto y se dirigió
hacia aquel lugar. Castel Sant’ Angelo. Al llegar, salió del auto y vio las
pesadas puertas cerradas. Tiene que haber otra entrada, se dijo. Vio el balcón
del lugar. Y vio una camioneta de la BBC estacionada cerca. Habló con el
conductor, porque la camioneta tenía una antena grande, se podía subir allí y
acercarse al balcón. Le promete darle una primicia al periodista. Este acepta.
Y sube al balcón. Luego, Langdon le dice donde encontrar al cardenal muerto. El
periodista de la BBC se va. Langdon ingresa y encuentra un túnel. Entra por él
y camina. Encontró la furgoneta negra, la abre, pero no encuentra armas. Ve
luz. Va hacia allí, ve celdas con sotanas, allí debieron estar los cardenales,
piensa, y sigue caminando. Vio tallada la inscripción: Il Pasetto. Había oído
hablar de ese túnel muchas veces. Ve las manchas de sangre del asesino. Encontró
un barrote de hierro y lo tomó. Se acercó a la luz e ingresó. El asesino le
estaba cortando la ropa con su cuchilla a Vittoria. “Aléjese de ella”, le dijo Langdon.
Conversa con el asesino quien le dice va a venir el líder de los Iluminati a
marcar con hierro candente a alguien. Langdon sospecha al camarlengo. Langdon
le dice no podrá entrar al Vaticano el líder de los Iluminati, todo está
vigilado. El asesino le dice: “No, a menos que tuviera una cita”. Langdon usa
la barra de hierro y lucha contra el asesino que es muy fuerte. El asesino le
quita la barra y lo empuja hacia el balcón. Ya lo va a hacer caer, cuando
Vittoria se ha desatado y coge una antorcha de fuego y lo quema en la espalda
al asesino. Luego, lo empuja y lo bota al exterior. Cae muerto. Desde allí ven
todo San Pedro. Y ven bajar del helicóptero a Maximilian Kohler. Langdon y
Vittoria corren por el túnel hacia adelante. Confían llegar a algún lugar cerca
del camarlengo y salvarlo. Langdon sospecha que el líder de los Iluminati es
Kohler. Vittoria piensa no puede ser Kohler. Llegan ambos hacia un portón
metálico. Golpean para que abran. Y les abre un guardia, Chartrand. El
camarlengo está en peligro, dice Langdon. Abra la puerta, dice Vittoria. Kohler
había llegado y se había reunido a puerta cerrada con el camarlengo. Un
chillido estremecedor se oyó en el despacho papal. Era el camarlengo. Chartrand
voló la cerradura del despacho. El camarlengo estaba en el suelo con hierro
marcado en su cuerpo chillando. Kohler tenía una pistola apuntando al
camarlengo. Los guardias le disparan a Kohler, y el camarlengo señala a Rocher,
el jefe de seguridad que reemplazó a Olivetti, y dice: “Iluminati”. Rocher le
grita: “Bastardo” al camarlengo. Y Chartrand le dispara a Rocher tres balazos
en la espalda y lo mata. Auxilian al camarlengo. Kohler, agonizante, le da una
minicámara Sony a Langdon. Le dice: “De esto a las televisiones”. Y muere.
Langdon lo recibe y se lo guarda. Lean la novela. Ya la terminé, pero las cosas
no son lo que parecen. Kohler no marcó al camarlengo. La respuesta la halló
Langdon al ver el video de la minicámara. Y al mostrársela a todos los
cardenales. Es una historia bien interesante. Lean la novela. La verdad está
por revelarse.
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