Las Luces de Septiembre
He terminado de leer la novela tiulada “Las Luces de Septiembre” del gran escritor Carlos Ruiz Zafon. Como recordarán, él fue autor de la cuatrilogía que empezó con “La sombra del viento”. Sus libros son muy buenos. Tiene otro libro de cuentos que me falta leer. Pero esta novela los hará sentir miedo. La historia narra sobre una familia en que muere el padre, Armand Sauvelle y la esposa Simone y sus hijos Irene y Dorian, tienen que pagar las deudas que dejó. Y luego, Simone trabaja como profesora, pero no logra ganar lo suficiente hasta que consiguen que un dueño de una fábrica de juguetes, Lazarus Jann, la contrate a Simone y con un buen sueldo, pueden venir sus hijos a los cuales pagará estudios universitarios si desean seguirlos. Es buena persona el empresario. Se trasladan a Bahia Azul, donde vive este personaje, y allí, el barquero se enamora de la muchacha Irene. La lleva de paseo algunas veces por la laguna. Una noche, el empresario juguetero los invita a una cena a los tres miembros de familia. Posee unos ojos azules y cabellos plateados. Le gusta dar paseos nocturnos por el bosque al empresario. Los invita a pasar a comer. Comieron un asado. Luego de lo cual, visitan los juguetes que tiene el empresario, que había inventado un montón de juguetes, perritos persiguiendo ratoncillos metálicos, bailarinas que bailaban solas, un carrusel de hadas, dragones y estrellas bailaban en el vacío. Les muestra un cuadro de su esposa Alexandra cuando gozaba de buena salud. Ahora estaba enferma y él la cuidaba. No podía salir de su cuarto. El señor Lazarus los invitó a degustar el segundo plato, preparado por su cocinera Hannah, de la edad de Irene. Era Asado de pavo. El postre fue tarta de frambuesas. Les contó que su esposa sufría desde hace veinte años atrás una enfermedad incurable que la obligaba a guardar cama. Les contó que la esposa contrajo la enfermedad en una zona centroeuropea. Simone supervisaría el trabajo de Hannah, sería la ama de llaves de la casa. Terminaron la cena con una taza de café y la promesa de que Lazarus enseñaría a Dorian los secretos de la fabricación de autómatas algún día. Al día siguiente, Hannah regresó de su día libre anterior, y conoció a Simone y a Irene. Charlaron mientras desayunaban tostadas. Les contó que era hija de un pescador y de una panadera. En el colegio no la querían recibir diciendo que le faltaba inteligencia, pero su primo Ismael, el barquero, le estaba enseñando a leer y la tabla de multiplicar. Sale de paseo con Irene y le va mostrando el pueblo y contando cosas de los vecinos. Le cuenta de su primo Ismael, que maneja el velero. Le ha regalado una medallita muy bonita a ella. Luego, Ismael se ofrece a transportar a Irene por la laguna en su velero, y lo hace. Hacen amistad. Esa noche, Hannah entra a una habitación de las de la casa, a la que no había entrado antes. Encuentra que es una habitación para niños, a pesar que no hay niños en la casa, y no hay juguetes en dicha habitación. Pero sí la foto de un niño, recortada de un periódico donde dice que es un niño que pasó varias noches abandonado en un sótano solo. Fue salvado. Algo de familiar le ve al niño. Sobre todo, en los ojos. Luego, encuentra un frasco con una sustancia negra adentro y decide abrirlo, se sale una sombra negra que la empieza a perseguir y apaga su vela. La persigue y le hace sentir frío, le toca la sombra con dedos helados. Ella huye, sale corriendo por las escaleras, pero la sombra la persigue, sale corriendo por los cultivos, se araña y la sombra la sigue persiguiendo. Al día siguiente se enteran de la muerte de Hannah. Todos lo sienten mucho. Simone conversa con el Sr. Lazarus. Le pregunta por qué se hizo fabricante de juguetes. Este le cuenta que cuando él crecía tenía un niño vecino que era su amigo, que su mamá dejaba encerrado en su casa y a veces lo encerraba en un sótano oscuro. No tenían plata y dicho niño no tenía juguetes. Así que Lazarus le regaló juguetes a dicho niño. Ayudó a la felicidad de dicho niño. Cuando creció, decidió que todos los niños del mundo debían tener derecho a tener juguetes. Así que así nació su fábrica de juguetes. Luego, se disculpó y dijo que tenía que ir a ver a su esposa. Y se retiró. Mientras tanto, Irene conversaba con Ismael en el islote del faro. El le contó que el farero se fue una noche y no regresó más, abandonó sus cosas. El sospechaba que por miedo. Entonces revisan los dos las cosas que hay en el faro y encuentran un libro antiguo, es el diario de una mujer. Ismael le explica que dicho libro lo encontró él buceando en dicho lugar, era de una mujer que murió hacía ya veinte años atrás en esas aguas. Revisa Irene el libro y le interesa leerlo. Irene se queda con el diario y regresa a su casa con Ismael. En la noche y al día siguiente lo lee. En el diario, la mujer narra una historia sobre una sombra que perseguía a las personas. Más tarde, Irene busca a Ismael y le pide conocer la cueva de los murciélagos. El la lleva allí, y entran, pero el agua ya empezó a subir una cierta cantidad. Así que salen y regresan. Mientras tanto, Dorian había estado explorando el bosque y había encontrado marcas en ramas, muescas, hechas con cuchillo. Se queda hasta la noche cuando se encuentra con el señor Lazarus. Este lo lleva a su casa y le invita una taza de chocolate. Conversan y Lazarus le muestra un autómata que ha fabricado, es un juguete de dos metros de alto con ojos de rubíes que parecen estar mirando a Dorian. Así que le pide a Lazarus que lo apague o lo cubra. Este lo cubre. Le cuenta una historia. Dice que había una vez un relojero muy bueno. Sus creaciones de relojes eran brillantes. Una vez fue a visitarlo un señor llamado Andreas Corelli, y le pidió le fabricara un reloj que funcionara al revés, es decir, que las manecillas se movieran en sentido contrario al de las agujas normales de un reloj. Le explicó que tenía poco tiempo de vida y quería estar al tanto de su vida que le quedaba. A cambio, le pagaría bien. El relojero lo fabricó. Y el cliente le pagó con monedas de oro. Pero cuando el relojero se vio en el espejo se vio viejo, no veía su juventud. Logró contactar con el cliente y le pidió le regresara su juventud. Entonces éste le dijo que le podía regresar su juventud a cambio de su sombra. Si le entregaba su corazón a él y su sombra, sería joven de nuevo. Aceptó el relojero. Así que el cliente abrió un frasco de vidrio y metió allí la sombra del relojero. Y le dijo que, si algún día entregaba su corazón a otra persona, no le iría bien. El relojero se miró al espejo y se vio joven de nuevo. Se sintió muy contento. Pero vio que su sombra lo miraba. Su sombra tomó un cuchillo y se fue. Esa noche su sombra mató a un hombre y la policía lo interrogó a él. Esa noche siguiente su sombra mató dos hombres más mientras él estaba en prisión. No tenía sentido. Lo soltaron, pero varias personas lo vieron otra noche al relojero luchando con su sombra a golpes y luego el relojero le clavó un cuchillo a la sombra. Luego el relojero murió. Un señor, Andreas Corelli se ofreció a pagar los gastos del entierro en la fosa común. Dorian le dice que seguro la historia es una invención. Lazarus le dice que sí. Luego lo envía a dormir. Al día siguiente, Ismael va a buscar a Irene y conversan sobre la muerte de Hannah. Dicen que los forenses dijeron que la causa fue paro cardiaco. Algo que vio le dio pánico. Deciden ir los dos al lugar donde murió Hannah. Y se van. Pero cuando llegan se hace de noche. Entran a la casa, y encuentran un autómata que los persigue, ellos se van corriendo por el campo hacia una cueva, encima de la cueva de los murciélagos. Entran y el autómata los sigue persiguiendo. En la cueva no hay salida, pero hay un agujero que les puede hacer caer en la cueva de los murciélagos. Se tiran por allí. El autómata los sigue persiguiendo. El agua ya empezó a subir su nivel en la cueva. Ellos dos se mantienen a flote, el autómata cae, pero por su peso metálico cae al fondo de la cueva y no se mueve. El agua no le permite flotar. Mientras tanto, en la casa donde está su mamá Simone, ella siente la presencia de alguien en su cuarto. Es Lazarus le dice, con una máscara. Le cuenta su historia. Que su sombra ha sido atrapada y es la que causa todos los problemas. Alguien la ha liberado. Simone le pregunta por sus hijos. El le dice que no sabe dónde están. Ella coge un candelabro y se lo tira en la cabeza a la máscara pero no tiene cabeza. Es la sombra. Huye de su habitación asustada y desesperada. Bueno, sigan leyendo la novela, aún falta que se enteren de muchas cosas más. Porque la sombra sigue allí. Y les traspasa un frío congelante a las manos que cogen cuchillos para matarla. Sigan leyendo.
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