El Prisionero del Cielo
He terminado de leer la novela titulada “El Prisionero del
Cielo” del escritor español, Carlos Ruiz Zafón. La novela es la tercera de la
cuatrilogía sobre El Cementerio de los Libros Olvidados. La novela está basada
en la Barcelona, en diciembre de 1957. En la librería de la familia Sempere, al
papá, se le ocurre que lo que elevará las ventas de su librería será colocar un
nacimiento con luces en la vitrina de su librería. Y se va a comprar todo eso.
Fermín no está, pero en febrero ya tienen fijado que se casa con la Bernarda.
Ella ya está embarazada. Daniel Sempere, hijo, recibe la visita a la librería
de un viejo desconocido que desea comprar la novela grande titulada “El Conde
de Montecristo”. La paga con un billete de cien pesetas. Y escribe con una pluma
estilográfica, sobre la primera página del libro una dedicatoria: “Para Fermín
Romero de Torres, que regresó de entre los muertos y tiene la llave del
futuro”. B. Le pide le entregue el libro a Fermín que trabaja con ellos y se
va. A Daniel, le parece algo extraño todo eso. Cierra la librería y se va
siguiendo al hombre anciano tan extraño que le ha venido a comprar. Lo sigue, y
en el camino encuentra a un señor que entrega su tarjeta Oswaldo Darío de
Mortenssen, Literato y Pensador, Se escriben cartas de amor, peticiones,
testamentos, poemas, invictas, felicitaciones, ruegos, esquelas, himnos,
tesinas, súplicas, instancias, y composiciones varias en todos los estilos y
métricas. Diez céntimos la frase (rimas extra). Precios especiales a viudas,
mutilados y menores. Daniel le dice no necesita esos servicios. Se informa
sobre el viejito que es medio cojo, le faltan tres dedos en una mano y la otra
es postiza. Averigua que vive en una zona pobre y se hace llamar Fermín Romero
de Torres. Daniel queda asombrado y regresa a su librería. Llega Fermín a
trabajar y luego su papá, que viene cargado del nacimiento y las luces a
colores. Instalan todo. Daniel hijo no le dice nada a Fermín, todavía. Luego de
un rato le cuenta del visitante que le compró el libro para Fermín. Le hace
leer la dedicatoria. Luego, le cuenta que lo ha seguido y dónde vive, y también
que se hace llamar Fermín Romero de Torres. Fermín cierra los ojos y se pone
triste. Luego, le dice que tiene que irse a la calle. Y se va. En la noche,
Daniel Sempere, hijo, conversa con Bea, su esposa bonita de ojos azules. Ella
le cuenta que la Bernarda está embarazada, que no le han contado a Fermín, no
vaya a ser que se fugue. Ya de día, Daniel ayuda a su padre que le pide la
llave del sótano, para ir por unos libros a colores, es que ha venido una
señora y quiere libros ilustrados para niños. Daniel hijo, va a su cuarto y
busca la llave, encuentra en el abrigo de su esposa Bea, una carta de Pablo
Cascos Buendía, el militar con el que se iba a casar ella. En la carta, que la
lee, éste le pide encontrarse en un hotel mañana a las 2 pm. Pero Bea no le ha
contado nada a él. Encuentra la llave del sótano y trae los libros a su padre.
Venden y luego se queda preocupado Daniel. Van a comer al Can Lluís, un
restaurante donde siempre comían. Y allí, Fermín le cuenta su historia, esta
vez completa a Daniel. Le cuenta que fue metido en la prisión de Montjuic, en
una celda. Eso fue en 1939. Antes de entrar a la celda le preguntaron su
nombre, por ser preso político, dijo: Fermín Romero de Torres. No le creyeron,
porque había un torero llamado igual. Pero repitió su nombre de nuevo. Y lo
anotaron y lo encerraron. Lo metieron en la celda 13 y había el saco del muerto
de dicha, celda. Se acordó de la novela, El Conde de Montecristo, donde el
acusado, para escapar, se mete en el saco y se hace pasar por el muerto. Pero
lo llaman de otras celdas y así conoce a David Martín, que era escritor y
estaba preso. Hace gran amistad con él. El director de la cárcel era Mauricio
Valls, que recordarán de otra novela de esta cuatrilogía. David Martín le dice
a Fermín que pueden ayudarlo a escapar, pero le pide a cambio que cuando esté
libre, proteja al hijo de Isabella, la chica que ayudó mucho a David Martín, se
ha casado con un librero, señor Sempere. Y tienen un hijo Daniel. Fermín
acepta. Luego, llegan más presos y tienen que poner dos presos por celda. En la
celda de Fermín ponen a un tal Sebastián Salgado. Este se presenta como
sindicalista. Pero luego lo llaman el mismo director de la prisión, Mauricio
Valls a Fermín a su oficina, y le dice, que si averigua dónde esconde Sebastián
Salgado el dinero que le robó a la familia que asesinó, y si averigua más sobre
los escritos de David Martín, la ubicación del Cementerio de los Libros Olvidados,
lo dejarán libre a Fermín. Luego lo devuelven a su celda. Entonces Salgado le
dice, que seguro le han prometido la libertad a cambio que diga donde tiene él
la plata que se robó. Fermín le dice que sí, que lo dejarán libre si cuenta
eso. Y David Martín le dice que seguro también quieren información de él y del
Cementerio de los Libros Olvidados. Fermín asienta la cabeza y dice que también
le han pedido esa información. Ambos le dan información falsa. Y le dicen que
cuando le pregunten, diga eso. Fermín acepta. Un día se llevan a Salgado y lo
traen más tarde. Fermín finge dormir, y ve que Salgado se mete la mano por
atrás y del recto se saca una llave. La esconde en medio de una pared de
ladrillos. Fermín sigue fingiendo que duerme. Pasan los días y un día se pone
mal Salgado. Tiene fiebre y viene un médico a verlo. David Martín también está
delicado de salud. El médico lo va a revisar también. Un carcelero amigo de
Fermín le lanza un paquete. Este lo guarda y más tarde lo abre. Mauricio Valls
ha ido a una cita en un restaurante con Isabella, pero pide dos manzanillas por
adelantado, y le echa veneno a la taza de Isabella, luego lo endulza con miel.
Y luego de tratar de salvar a David Martín infructuosamente, Isabella se va a
su casa. Valls se va. Fermín mientras, abre el paquete y encuentra alcohol. De
acuerdo al plan de David Martín, moja con alcohol un trapo de su traje, y
desmaya a Salgado. Luego, en voz alta llama a los carceleros y dice que Salgado
ya se murió. Pide un saco para meter a su compañero de celda. Le traen un saco.
Se van los carceleros. Fermín se quita la ropa y se pone la ropa de Salgado. Con
sus dedos quita la llave oculta de Salgado y se la guarda. Luego, acuesta de
espaldas a Salgado, de manera que la cara de éste quede hacia la pared, como
durmiendo, con las ropas de Fermín. Y se mete Fermín dentro del saco, por
dentro hace un nudo como puede, dejando una mínima abertura. A la medianoche,
los carceleros vienen y se llevan el saco. Lo suben a un camión y se lo llevan
con rumbo desconocido. Fermín escucha todo. Luego, se detiene el camión. Lo
sacan del saco a Fermín que finge estar muerto, y lo cargan, lo tiran sobre una
fosa sobre otros muertos, cae sobre blando. Y le tiran cal encima. Luego, se va
el camión con los hombres. Al rato, Fermín se levanta y camina entre los
muertos, se lava en un charco de agua la cal, y camina hacia la ciudad, es
hacia la zona pobre. Allí consigue llegar y lo encuentran gente pobre, lo meten
en una cama, y lo cuidan varios días. Un médico de pobres lo cura. Este médico
había escapado también de la misma cárcel, cuando viene la policía preguntando
por un desconocido que se hayan encontrado, el médico les dice que no han
encontrado a nadie. Fermín se recupera. Le preguntan su nombre. Les dice su
nombre y le muestran un diario donde dice que ha muerto. Le dan algo de dinero
y conoce al abogado Brians, el que defiende el caso de David Martín. Habla con
él, que le da dinero y le aconseja tomar un tren. Se va en tren a otra ciudad,
y al llegar pregunta por un hotel. No tiene suficiente dinero para el hotel,
pero un cura lo ve y le ofrece su casa para pasar la noche. Allí habla con él y
le cuenta que es cura, antes tuvo un hermano que murió en la guerra. El también
fue soldado y mató personas. Al día siguiente, Fermín se marchó. En la calle
encuentra una muchacha que es botada de un restaurante por un hombre que la
amenaza con un objeto punzocortante. Fermín la defiende con su maletín, y
golpea al hombre con su maletín. Lo desmaya. La chica se lo lleva a otra parte.
Le da de comer. Luego se acuesta con él, se llama la Rociíto. Fermín se va, y
trabaja un tiempo para el abogado Brians, le consigue tres clientes. Luego fue
a buscar a los Sempere, para cumplir su promesa de cuidar de Daniel. Y así
estuvo siempre acercándose donde Daniel. Así se conocieron. Un día llega de
nuevo a la librería Sempere, el tal Salgado, el mismo viejo que le compró el
libro a Daniel. Los saluda a Daniel y a Fermín. Conversa con Fermín de sus
viejos tiempos en prisión. Luego le pide su llave. Fermín se la da. Luego se va
Salgado. Daniel y Fermín lo siguen. Ven que Salgado encuentra una taquilla y la
abre con su llave. Extrae de allí un maletín. Lo abre y busca adentro. Lo deja
abierto y se va caminando. Fermín le dice a Daniel que él lo seguirá a Salgado,
que Daniel revise el maletín. No hay nada en el maletín. Fermín le dice a
Daniel que en veinte años, seguro se lo han robado todo el dinero. Pero Fermín
sigue a Salgado. Este se cae en la calle. Llega Fermín y lo encuentra muerto,
hay gente que se arremolina. Fermín les dice unas palabras a los policías, Es
un viejecito que se ha muerto. Tiene una llave en una mano. La policía le dice
que ellos se encargarán. Daniel se lo lleva a Fermín a casa de la Bernarda. Al
día siguiente, Daniel va donde un profesor universitario que es experto en
varios temas, y le pide le ayude a conseguir documentación válida para Fermín.
Luego, se va donde el que escribe cartas de amor, y le pide invente documentos
para su amigo Fermín y una historia creíble de su pasado honrado. Le explica
que su amigo Fermín quiere casarse por la iglesia con su verdadero nombre. Este
señor le promete ayudarlo. Luego, Daniel se va al hotel donde estaría Pablo
Cascos esperando a su mujer. Entra y le tira un puñetazo. Lo golpea un rato
más. Y le pregunta si trabaja para Valls. Este le dice que trabaja para la
editorial de Valls, pero no lo conoce personalmente. Viene en eso Fermín, con
traje de policía y arresta a Daniel. Salen del hotel y toman un taxi. Bea había
salido para ir al modisto a ver cómo iba quedando el vestido de novia de la
Bernarda. Y luego viene la despedida de soltero de Fermín, en un hotel. Allí
baila con la Rociíto por última vez. Pero la historia no termina allí. Compren
la novela y léanla. Les va a gustar.
Con esta novela se termina la Cuatrilogía del Cementerio de
los libros olvidados, de Carlos Ruiz Zafón. Cómprense los cuatro libros de esta
colección. Son muy buenos. Encontrarán mis comentarios de los cuatros libros en
este mi blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario