Yo, Julia
He terminado de leer la novela titulada “Yo, Julia” del
famoso escritor español, Santiago Posteguillo. En ella se relata la historia de
Julia, una mujer siria, muy bonita, que se casó de 16 años con Septimio, un
legatus romano de 40 años. Ella era además de bonita muy inteligente. Tuvieron
un hijo pronto llamado Basiano. Luego tuvo un segundo hijo al que llamó Geta. Una
noche, Septimio había ido al puerto a trabajar, Julia sintió un olor a humo en
la ciudad. Se enteró que se quemaba el Palacio Imperial y la biblioteca, además
de otros sitios. El emperador Cómodo, se fue hacia el Circo Máximo y salvó la
vida. Su jefe del pretorio fue con él. El médico, Galeno, trató de salvar de
las llamas papiros de la biblioteca, pero no pudo. Se perdieron muchos
documentos y libros importantes. Julia juntó a sus hijos y su hermana con su
esposo e hija también quisieron huir de Roma, se fueron a la calle, tratando de
salir de Roma. Pero la reconocieron y no la dejaron los pretorianos. Estaba
prohibido que la familia de los gobernadores saliera de Roma. Y Julia era
esposa de Septimio, gobernador de Panonia. A los pocos días, cuando hubo Circo
Máximo, Cómodo se enteró que Julia y su familia habían intentado huir de Roma,
así que lanzó una flecha hacia Julia que, felizmente, no le cayó, sino que pasó
cerca de su cabeza y cayó hacia otro lado. Se salvó. Ese día, el emperador,
Cómodo, peleó matando osos, leones, tigres, y luego tullidos, gente que había
perdido miembros, a los cuales les habían cosido una espada en la ropa, Cómodo
los mataba. Muchos de ellos habían sido buenos guerreros de Roma, pero Cómodo
los mataba. Luego de matar muchos animales y gente, Cómodo se fue al Palacio y
se bañó, contento de haber matado a varios. La gente de palacio ya estaba harta
de él. El jefe del pretorio le habló a Marcia, la amante del emperador Cómodo
para envenenarlo. Trataron, pero no se bebió la copa completa sino una parte.
Se sintió mal. Entonces uno de los pretorianos se acercó a él y le cortó la
cabeza. Por fin pudieron respirar en paz todos. Había que buscar un nuevo
emperador. Se nombró a Pertinax, como emperador. Pero lo mataron al poco
tiempo. Luego un hombre rico, sobornó a mucha gente y logró que lo nombraran
emperador, Luciano, pero también lo mataron. Los pretorianos protegían al
emperador, pero les habían pagado poco últimamente, sólo Luciano les pagó más y
por eso lo apoyaron, pero fue asesinado. Septimio logró que su familia saliera
de Roma y fuera a Panonia donde él era gobernador. Julia le aconsejó que se
declarara Emperador. Y así lo hizo Septimio. Pero otro gobernador en el sur,
Nigro, también se nombró emperador. Se enfrentaron con sus legiones, y ganó
Septimio, siempre siguiendo los consejos de Julia, que era muy inteligente.
Mataron a Nigro. Luego, Septimio había pactado con otro gobernador que lo iba a
declarar nuevo césar luego de él, pero Julia le dijo que declarara césar a su
hijo Basiano que estaba creciendo, ya tenía ocho años. Y Septimio declaró
emperador futuro a su hijo Basiano. Eso hizo molestar a la esposa del
gobernador que había pactado con Septimio y se formó una nueva guerra civil.
Esa guerra, los hizo recorrer muchos territorios a Septimio y Julia que quiso
acompañarlo con sus hijos. Cuando pasaron por Siria, los sirios estaban
orgullosos de Julia que era de Siria y aclamaban a Septimio y a Julia. Cuando
atravesaron el desierto de arena con su ejército, tuvieron que pasar por una
tormenta de arena. Julia fue la que sabía cómo enfrentar una tormenta de arena
y dio instrucciones a Septimio y al resto. Siguieron sus instrucciones y no
murieron. Luego, siguieron avanzando. Y se enfrentaron con el ejército de
Albino, y pelearon. Cómprense la novela y léanla. Es muy interesante.
